2011/01/07

Hospitaleros Voluntarios, el qué y el porque

Por H. Trigo
Castrojeriz, Burgos, 10 de julio de 2001
Cuando uno es peregrino ocupa una posición dinámica en el Camino, en la que según su personalidad y carácter va filtrando sus relaciones con unos peregrinos de su ámbito diario y rechazando el trato con otros (en unos casos sutilmente y en otros abiertamente) sin que sea motivo de escándalo para nadie.
El hospitalero ocupa una situación más estática y su atención a los peregrinos no es en base a la personalidad individual de cada uno o a la suya propia. Una de sus funciones es propiciar armonía en la convivencia colectiva de los peregrino acogidos en su refugio, con el handicap de que el peregrino siempre es considerado por todos como una víctima.
Cuando una persona elige libre y voluntariamente peregrinar a Santiago caminando o en bicicleta, eligiendo cada uno la manera que mas se amolda a sus necesidades particulares y con la decisión de las etapas, número de kilómetros, etc. etc., no es de recibo que sus exigencias se confundan con las demandas de personas necesitadas; sirva como ejemplo la crónica de Roberto Araujo un peregrino que entendiendo que la hospitalidad no es un derecho y conociendo sus limitaciones se planteo el Camino como un reto y compromiso personal donde él era el que tenía que superar las contrariedades que surgen con el mejor de los ánimos, sin perder la compostura y sin caer en el fatalismo.
Yo, después de haber hecho el Camino en varias ocasiones, tenía la inquietud y curiosidad de sentir el Camino como hospitalero, este año se me ha presentado la ocasión y después de analizar las posibilidades me decidí por circunstancias de tiempo y disponibilidad por hacerlo en la Asociación de Amigos de los Refugios en Castrojeriz.
Allí he estado recientemente una semana para adaptación y volveré en el mes de Agosto otras dos semanas.
La experiencia me ha parecido positiva pero tengo que concretar algunos aspectos no tan positivos. Para empezar es un trabajo agotador, existen ocasiones de desanimo por la rutina que se ven acrecentadas con la indiferencia por parte de muchos peregrinos que ven en la labor de los hospitaleros voluntarios obligación, o la creencia de que estos no tienen otra cosa mejor que hacer. El de hospitalero es un compromiso donde se paga uno todos los gastos y se realiza un trabajo por amor y solidaridad al Camino, pero donde conviene tener claro que los beneficiados no son ni mucho menos necesitados o desheredados del mundo, todo lo cual hace que personalmente me cuestionara el valor real del esfuerzo que supone ayudar a personas que realmente (y salvo excepciones) no tienen necesidad de ello.
Al hacer balance evidentemente hay momentos muy gratificantes, y donde he tenido ocasión de conocer y tratar a una persona excelente, con un gran corazón, y un gran amor por el Camino y los peregrinos; una persona con una claridad de ideas y una personalidad arrolladora que puede causar rechazo o admiración, pero nunca indiferencia...... se llama Resti y para los peregrinos es el alma de Castrojeriz, para los hospitaleros un entrañable amigo y profesor.
En los pocos tiempos muertos me he entretenido leyendo los ejemplares de la revista Peregrino que edita la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago, que hoy por hoy y por su antigüedad tiene un gran peso especifico en todo lo relacionado con el Camino de Santiago. En varios números de esta revista se pueden ver (con cierta frecuencia y desde hace unos cuantos años) artículos donde se reflejan los problemas de la evolución y masificación del Camino.
A finales del año 1.994 en una reunión de hospitaleros voluntarios de la Federación se planteo la posibilidad y conveniencia de no otorgar Credenciales a los peregrinos en bicicleta (revista Peregrino).
En la revisión de la campaña del 95 a finales de Octubre los hospitaleros voluntarios de la Federación demandaban la conveniencia de que los albergues fueran gratuitos y se quejaban de la mentalidad hotelera que se va difundiendo entre los peregrinos (revista Peregrino).
En un suplemento este colectivo publica unas conclusiones en la que manifiestan la no conveniencia de ofrecer comidas o desayunos que puedan representar una competencia con establecimientos de hostelería locales (suplemento revista Peregrino).
En una carta del director de la revista y anterior presidente de la Federación ( Sr. Barreda ) expone un trabajo ejemplar con el titular : albergues del Camino; hay confusión entre lo que es hospitalidad jacobea y gratuidad aprovechada.
Mas recientemente el Sr. Arribas presidente de la Asociación de Burgos publica en esta misma revista un articulo titulado TURISTAS GO HOME ; en el que arremete sutilmente contra los ciclistas y expone la conveniencia de establecer una hora mínima para abandonar los albergues para evitar las molestias de los peregrinos que se levantan mas temprano molestando por doquier, llegando al siguiente albergue a las 9 o 10 de la mañana interrumpiendo las labores de limpieza de los hospitaleros, habiendo andado entre 2 y 3 horas de noche, todo con tal de conseguir un lugar privilegiado para poder descansar. Quejándose también de los que regatean kilómetros para conseguir la Compostela, del aumento de coches de apoyo, etc. etc.
También en las editoriales de esta revista Peregrino es normal títulos como.... LOS DERECHOS DEL PEREGRINO, LA AUSTERIDAD COMO OBJETIVO, ALBERGUES CON ALMA........ En todos estos artículos se repite lo mismo, la perdida del encanto en los albergues del Camino con las nuevas instalaciones, planteamientos sobre el tema de si el objetivo es hospedar peregrinos u ofrecer hospitalidad, la no conveniencia de instalaciones de acumulación-ordenada-de peregrinos, etc.
Es evidente que estos problemas están detectados desde hace años, y que en la actualidad, con el aumento de peregrinos se han multiplicado. El Camino no es monopolio de nadie; son muchos los que manifiestan su amor e interés por él, y pocos los que realmente deciden mojarse por mantener sus costumbres y tradiciones.

el articulo anterior aparece en http://www.guiarte.com/caminosantiago/noticias/reflexiones-sobre-los-hospitaleros-y-peregrinos.html y es uno mas de los muchos artículos que hemos ido publicando los que hemos fungido como Hospitaleros Voluntarios; en mi caso particular, estuve de Hospitalero en Ponferrada en el 2007 y a partir de esa fecha no he logrado sacarme la espina cada vez que leo las consideraciones que se hacen, de lado y lado, sobre las falencias de los Hospitaleros, que por otra parte también las he destacado en algunos artículos pues el hecho de ser Voluntarios no nos coloca en posesión de la varita mágica de la sabiduría porque, como bien dice el dicho popular: “Quod Natura non dat Salmantica non praestat”. El reciente incidente ocurrido en el Albergue de Acacio y Orietta en la que tuvo protagonismo (como chico malo de la película) alguien a quien  mucho se conoce en el Camino, pone de manifiesto que a pesar de todos los esfuerzos por adecentar y mejorar el servicio que prestamos, aun no estamos en condiciones de asegurar el 100% de la “voluntariedad” de quienes formamos parte de esta organización. El hecho a que hacemos mención involucra a quienes con su esfuerzo continuo de trabajo mantienen abierto ese albergue, dentro del fuego cruzado de todos aquellos habladores de tonterías que siempre ven mal que “otros” triunfen con esfuerzo. Se ha llegado al colmo de expresar públicamente que “bien merecido se los tienen…”,  les recomendaría a estas personas que tan fácilmente hablan tonterías que traten de hacer curso de Voluntarios, que se tomen su tiempo y vayan al Camino y conozcan las realidades de los Peregrinos y de los “Turistas” que por allí transitan. Que vivan y sean testigos, en carne propia, de las eventualidades de la Caminata y que, después de eso, soliciten les asignen a uno “cualquiera” de los Albergues; que no pongan condiciones para aceptar la asignación y que cumplan con su asignación y, al finalizar su tiempo especificado, hagan mutis en silencio y HUMILDAD, que se retiren dejando, en las mentes de “los demás”, la evaluación del trabajo que prestaron. De alguna manera hemos de ser oficialmente evaluados, porque honrar, honra. Ayudemos a que el camino sea mas humano siendo mas correcto. Ayudemos a la labor de las organizaciones como HOSVOL que se dan por entero para formarnos y mantener la mística necesaria en la organización.

  Busquemos la ayuda de las autoridades para solventar problemas delictuales en el área de nuestra competencia, pues no somos nosotros organismos de inteligencia o seguridad ni se espera que seamos adivinos o magos con sombrero de tres picos, o que tengamos secretas relaciones con la comunidad alienígena para que nos brinden datos sobre trafico o consumo de sustancias raras, material de dudosa procedencia y hasta de personas, en los predios de nuestros albergues.

Ayudemos a que El Camino de Santiago se mantenga como debe ser, con toda su tradición.

 El Camino somos todos.

Los Platanales de Rusia

En Caracas el 15 de octubre de 2010 la página web de nuestra Cancillería (MPPRE), anunció: “El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez, llega al Kremlin, sede del Ejecutivo ruso, para reunirse con su homólogo Dmitri Medvédev, a fin de tratar temas importantes de la agenda estratégica de ambas naciones.” En la Lista de Acuerdos suscritos durante la Visita del Comandante Presidente, Hugo Chávez Frías, a la Federación de Rusia - Moscú, 14 al 15 de octubre de 2010 -Total de Acuerdos suscritos: 20, en el número 15 se encuentra el Acuerdo de Cooperación entre la República Bolivariana de Venezuela y la Empresa Rusa Zao Jfc de la Federación de Rusia para la creación de una empresa mixta para el cultivo, producción y comercialización del banano en Venezuela. El objeto dice el texto: “constituir una empresa mixta para cultivo, producción y comercialización de banano venezolano, en un plazo máximo de ciento veinte (120) días siguientes a la firma del presente acuerdo.”
Camino de regreso, con fuente la agencia de noticias AFP, publicó www.terra.com la nota titulada “El presidente venezolano hizo en Damasco un primer balance de su gira por Rusia, Ucrania y Bielorrusia”, en la cual se lee: Chávez destacó el convenio firmado con Rusia sobre el banano. "Habrá que ver el tremendo impacto que eso tendrá. Se firmó un contrato entre una empresa rusa y una empresa venezolana, una alianza para producir bananos, plátano, en Venezuela... 20.000 hectáreas para comenzar", explicó. El 29 de octubre de 2010, el titular de Comercio, Richard Canán destacó el impacto de la gira presidencial en nota publicada por el Correo del Orinoco, titulada: “Estamos extirpando a los traficantes de miseria que se enriquecían a costillas de nuestro pueblo”. Allí su cita es textual: “En cuanto al banano, una empresa mixta ruso venezolano se instalará en Venezuela para la explotación de 20.000 hectáreas . Ese plátano irá directo a Rusia, que es un alto consumidor pero no puede producirlo.”
Por su parte la Agencia Venezolana de Noticias - AVN en nota titulada “La producción de plátanos y bananos se incrementará por convenio ruso-venezolano” distribuida desde Caracas, el 18 de noviembre de 2010, informó que Luis Antonio Ruda, alcalde del municipio Francisco Javier Pulgar, del estado Zulia, “estuvo invitado en el programa Contragolpe de Venezolana de Televisión (VTV), donde resaltó las potencialidades de esta zona zuliana. "El convenio entre Rusia y Venezuela consiste en sembrar 20 mil hectáreas de banano…”
Habiendo transcurrido 63 días apenas entre el 15 de octubre cuando se firmó el Acuerdo del Plátano y el 17 de diciembre de 2010 cuando a punta de fusil se dio inicio al despojo de 47 fincas en el Sur del Lago, y siendo la coincidencia nada casual de que el total de hectáreas de tierras despojadas por orden presidencial satisface las “20.000 hectáreas para comenzar” que él declaró, "ubicadas en el sur del lago de Maracaibo" que confirmó su ministro Canán, queda evidenciado que el objetivo de dichos despojos nada tiene que ver con ayudas a los damnificados por las inundaciones, ni la lucha contra el latifundio. Evidentemente de lo que se trata es de un vulgar negocio entre una empresa rusa – Zao Jfc, y otra venezolana que no ha sido identificada, donde el Gobierno desaloja arbitrariamente a punta de fusil de sus tierras y fincas a los productores del Sur del Lago, para proceder entonces a los fines de dicho negocio.
De cómo calificar este infame hecho y negocio, y a quienes sean responsables de este atentado a la venezolanidad, aplica adecuadamente el término de “vende patrias”. Nada nuevo que no hayamos visto los venezolanos en estos tiempos de anarquía y corrupción. Hace apenas unas semanas trascendió a la luz pública que el emblemático Hato Piñero en Cojedes, ahora estatizado, sería cedido para asiento de una comuna libia.

Ciertamente Venezuela y los venezolanos todos, no podemos permitir el despojo arbitrario y anticonstitucional de las tierras, fincas y bienes de nuestros productores del campo, para que una empresa rusa y una venezolana hagan negocios exportando plátanos del Sur del Lago, o para que los libios sean dueños por regalo gubernamental de las sabanas de Cojedes.

Venezuela es y será por siempre de los venezolanos.

LOS RESUCITADOS DEL COCAL DE LOS MUERTOS

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"¿Quién iba a creer que la invasión, frustrada por la acción de nuestras fuerzas armadas y la decisión y el coraje de nuestra clase política, tendría éxito cuarenta años después, sin disparar un solo tiro y sin poner un solo hombre en las playas venezolanas? Quiso el destino que esta apetecida Nación enfermara de estupidez y pusiera al frente del gobierno a un militar inescrupuloso y felón, que no sólo le entregaría la república al tirano de La Habana, sino que lo financiaría para conseguirlo. Si no lo cree, entérese por los medios. El mismo fracasado comandante Soto Rojas es el actual presidente de la Asamblea."

Antonio Sánchez García

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                        El sueño eterno de Fidel Castro desde su asalto al Poder fue apoderarse del petróleo venezolano. Luego de la rotunda negativa del recién electo Rómulo Betancourt a regalarle una sola gota, como se lo señalara en una extenuante reunión celebrada en Caracas en enero de 1959, en que quedara en claro que una enemistad irreconciliable los separaría de por vida, los dados estaban echados. Tarde o temprano, la mano del comandante Castro se extendería hasta Venezuela, incidiría sobre sus desarrollo político y de una u otra forma, con la ayuda de las armas o del destino, terminaría por extender su revolución sobre la principal reserva estratégica de Occidente.

                        Desde entonces, hace cincuenta y dos años, no cesó en su tarea de zapa de la institucionalidad de la recién estrenada democracia venezolana, que se erguía como la única alternativa real al foquismo castrista para un continente desorientado que perdería en sus empeños y embates castristas de este último medio siglo a varias generaciones de argentinos, uruguayos, chilenos, bolivianos, peruanos, ecuatorianos, colombianos, guatemaltecos, nicaragüenses, salvadoreños. Miles de jóvenes latinoamericanos ofrendados en la locura teledirigida desde La Habana y la mano extendida de la Unión Soviética y China.

                        Inmediatamente después de regresar a La Habana con la cola entre las piernas, comenzaron sus esfuerzos por entroncarse con la izquierda venezolana, la del Partido Comunista de Teodoro Petkoff y Pompeyo Márquez, siempre fiel a los lineamientos dictados por la Unión Soviética, y la que poco después, el 9 de abril de 1960, se desgajaba de AD y conformaba el MIR, con Américo Martín, Moisés Moleiro, Simón Sáez Mérida, Héctor Pérez Marcano.. A la vera de esas dos principales ramas del comunismo venezolano, sobrevivieron los remanentes de un extremismo militarista vinculado a las fuerzas armadas desde la lucha contra la dictadura de Pérez Jiménez, en torno a la figura de Douglas Bravo. La clase política venezolana, a poco andar su vigoroso esfuerzo democrático, de gran y ejemplarizante incidencia en los destinos de América Latina, se partía en dos bloques: el inmensamente mayoritario de los grandes partidos históricos – AD y COPEI, fundamentalmente - fiel al proyecto de fundar la república liberal democrática sobre las bases establecidas por sus líderes históricos – principalmente por Rómulo Betancourt - y una minoría de extrema izquierda, vanguardista y decisionista al extremo, que insistió en boicotear y destruir ese esfuerzo tras la ilusión de reproducir en nuestro país los fastos de la revolución cubana. Consciente de que jamás alcanzaría el poder por la vía electoral y sin contar con un algún factor histórico imponderable: la crisis económica, social y política del país y/o la emergencia de algún Mesías uniformado.

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                        Contando con el apoyo de importantes sectores de las fuerzas armadas, esas fuerzas de extrema izquierda protagonizaron los cruentos cuartelazos de Carúpano (2 de Mayo de 1962) y Puerto Cabello(2 de junio de 1962), saldados con centenas de muertos y graves pérdidas materiales. Y fieles al propósito de boicotear la consolidación del sistema democrático, buscaron impedir la realización de las elecciones presidenciales de 1963 mediante la violencia. Castro, atento al proyecto, envió una tonelada de armas, perdidas en las costas de Falcón. Después de ser derrotado el abstencionismo con una participación electoral de más del 90% tuvo perfectamente claro que la consolidación de la democracia venezolana pondría un dique a su expansionismo imperial y lo obligaría a mantener su revolución en los confines de su aislamiento geográfico. Fue cuando decidió apostar todas sus cartas al derrocamiento del régimen democrático, el desarrollo de la lucha armada según los parámetros de la guerra de guerrillas librada en Cuba contra Fulgencio Batista y el asalto al Poder para instaurar una dictadura comunista en Venezuela.

                        He insistido en señalar que la aventura desesperada del Che Guevara en Bolivia, que corre en paralelo a las invasiones del castrismo en Venezuela, fue más una escaramuza distractora que un movimiento estratégico por sentar una cabecera de playa en el continente e iniciar la conquista de la región. A este último y ambicioso proyecto de expansionismo continental subordinó Fidel Castro todas las acciones que emprendió conjuntamente con la izquierda extrema venezolana. La joya de la corona no era un país pobre y desarticulado, perdido en las selvas y planicies del corazón del continente, con una extensa población indígena afincada en el más remoto pasado, sino un país joven en plena efervescencia política, recién liberado de una dictadura como la de Batista mediante un movimiento insurreccional, con hondos sentimientos libertarios e igualitarios, con un corazón definitivamente situado a la izquierda de las querencias políticas, con amplias y cercanas costas como para montar una invasión armada en toda regla, dominando el frente norte del continente y vinculado por ríos y llanos con Colombia, en donde ya florecía la guerrilla de Manuel Marulanda Vélez, alias Tirofijo. ¿Por qué no apostar a una gran Colombia marxista leninista y hacerla extenderse montada sobre una oleada de petróleo por la América del Sur?

                        La extrema izquierda venezolana no esperó el impulso de Fidel Castro para irse al monte y montar sus frentes guerrilleros en los estados Falcón, Miranda, Anzoátegui, Monagas, Sucre y Lara. Y compitiendo por conquistar el apoyo estratégico y logístico así como el necesario financiamiento de la Secretaría América del Estado cubano – encargada de coordinar las acciones político militares en el continente - transmitieron a la jefatura castrista las leyendas de su exponencial crecimiento, su cercanía inmediata a los centros urbanos y la inevitabilidad de una próxima conquista del Poder. Fue entonces que Castro, definitivamente orientado hacia la expansión mundial de su proyecto político celebra la famosa Conferencia Tricontinental, en enero de 1966, propone y acuerda con la dirigencia del MIR y de las fuerzas de Douglas Bravo – ya el PCV se había separado definitivamente de la vía insurreccional – dar su pleno respaldo a una invasión con fuerzas combinadas cubano venezolanas a territorio venezolano.

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                        Dicha invasión tuvo lugar en dos fases. La primera, en junio de 1966, y luego de meses de preparativos bajo las directas instrucciones del propio Fidel Castro, comportó la presencia de 15 combatientes de élite del ejército cubano comandados por el entonces capitán Arnaldo Ochoa Sánchez, convertido posteriormente en héroe del ejército cubano tras sus éxitos en África y fusilado veintidós años después por Fidel Castro, cuando de vuelta de sus campañas africanas apuntara como el prospecto de la Perestroika para suceder a Castro en el Poder e iniciar un proceso de transformaciones. Contando con un único participante venezolano: Luben Petkoff. Desembarcaron en Chichiriviche en junio de 1966 para incorporarse al frente comandado por Douglas Bravo. La segunda tuvo lugar en mayo de 1967, conformada por cuatro milicianos venezolanos – Héctor Pérez Marcano, Moisés Moleiro, Américo Silva y Eduardo Ortiz Bucaram – y cuatro altos oficiales cubanos: Ulises Rosales del Toro, Raúl Menéndez Tomassevich – ambos miembros del Estado Mayor y altos funcionarios del régimen – Silvio García Planas y el doctor Harley Borges. Desembarcaron en el Cocal de los Muertos, algunas millas al oriente de Machurucuto, para incorporarse al frente de El Bachiller, comandado por el mirista Fernando Soto Rojas, alias comandante Ramiro.

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                        El resto es la historia de un patético, lamentable y estruendoso fracaso. Cuatro de los soldados cubanos que sirvieron al desembarco en el Cocal de los Muertos fueron arrastrados por el oleaje hasta Machurucuto, donde uno desapareció y tres fueron capturados. Uno de ellos, Tony Briones Montoto, fue fusilado en el sitio para verse redimido cuarenta años después por un busto conmemorativo – Dios sepa por qué acción heroica – alzado bajo la mirada y el auspicio del ex capitán de aviación William Izarra, padre del tristemente célebre periodista Andrés Izarra. Otro se suicidó en las mazmorras de la Digepol. Mucho antes de esa fatídica madrugada del 8 de mayo y sin que los invasores tuvieran la menor noticia Soto Rojas había huido de El Bachiller con los pocos hombres que sobrevivieran a la cacería de los zapadores venezolanos, para ir a refugiarse en el Parque Nacional Guatopo. Sin otra intención que reponer sus fatigas, sus derrotas y sus graves enfermedades. De sus centenas de guerrilleros habían sobrevivido en pésimas condiciones 21 combatientes, desesperados y confundidos, decididos a volver cuanto antes a Caracas para reponerse de la malaria, la disentería, la desnutrición, la leishmaniasis y las heridas. Allí, en Guatopo,  se encontraron con los ocho invasores, que los alcanzaran tras una penosa y desesperada travesía de más de dos meses de hambre, desesperación y locura.

                        Obligados a dejar el lugar, partir hacia otros frentes los venezolanos y volverse a La Habana los moribundos comandantes cubanos, montaron una única y muy frustrante emboscada asesinando a unos desprevenidos soldados venezolanos que se desplazaban por la carretera cercana en un jeep del ejército. Ese fue el heroico acto de quien había dirigido el asesinato masivo de los guerrilleros anti castristas en El Escambray, Raúl Menéndez Tomassevich, ya fallecido, y de quien fuera ministro de azúcar y hoy uno de los más fieles hombres de Raúl Castro, Ulises Rosales del Toro. Éste último juez instructor de la causa que condenara a muerte al comandante Arnaldo Ochoa Sánchez y al coronel Tony de la Guardia.

Aunque Usted no lo crea, fueron compañeros de esta sórdida y desmarañada aventura venezolana. En el mismo lapso transcurrido hasta el regreso de los patéticos invasores del Cocal de los Muertos, Ochoa Sánchez y sus quince compañeros habían recibido la orden perentoria de Fidel Castro de volverse a La Habana. La operación se saldaba con un brutal fracaso. Una derrota en toda la línea.

¿Quién iba a creer que la invasión, frustrada por la acción de nuestras fuerzas armadas y la decisión y el coraje de nuestra clase política, tendría éxito cuarenta años después, sin disparar un solo tiro y sin poner un solo hombre en las playas venezolanas? Quiso el destino que esta apetecida Nación enfermara de estupidez y pusiera al frente del gobierno a un militar inescrupuloso y felón, que no sólo le entregaría la república al tirano de La Habana, sino que lo financiaría para conseguirlo. Si no lo cree, entérese por los medios. Ese mismo fracasado comandante Soto Rojas, absolutamente desaparecido de la escena política durante cuarenta años,  es el actual presidente de la Asamblea. Es uno de los resucitados del Cocal de los Muertos.

[1] Véase LA INVASIÓN DE CUBA A VENEZUELA, Antonio Sánchez García y Héctor Pérez Marcano, Los libros de El Nacional, Caracas, 2007.