2011/01/08

Carta para Hugo

Ernetinas Mogollones escribió:

Como estás Hugo? ¿Arrecho? ¿ladillado de que nada te salga bien? ¿harto de la incompetencia que te rodea? Te entiendo, debe ser frustrante la vaina, pero yo, de pana y todo, te tengo la solución. Te hicieron creer que se las sabían todas y han dividido el país en dos toletes, los que te aman y los que te despreciamos. Dividieron mal, ese es su problema, que no supieron hacer la raya de división. Antes de que tú llegaras como su líder, imagínate - líder del socialismo de este país, el país ya estaba dividido, pero no como te dijeron en su adoctrinamiento, en ricos y pobres, sino en competentes e incompetentes. Los competentes, crean, crean riqueza, crean progreso, crean dinero, crean empleo, crean belleza, y aunque suene loco y redundante, crean creación. Los otros, no crean nada, son mendigos, ojo, que eso no quiere decir que no tengan dinero, pueden tenerlo, pero no saben crear.
Sabes, es como… imagina dos tribus que llegan a un isla, una isla hermosa y llena de animales comestibles, y frutas y vegetales y todo eso. Una tribu se dedica a recolectar y cazar lo que consigue, la otra decide crear formas de sembrar, de criar animales, de luchar contra la naturaleza para depender lo menos posible de ella. Al cabo de un tiempo, las plantas y animales salvajes empiezan a escasear, así que la tribu cazadora/recolectora empieza a pasar hambre, la otra no, porque la otra no recolecta los alimentos, los crea.
Y ahí está el problema, Hugo, dividieron el país en recolectores/cazadores y sembradores/criadores, y te quedaste con los primeros, desechando a los segundos, atacándoles, eliminándoles. Verás, Hugo, hace años llegó a Venezuela un señor, a un país donde no había televisión, y ese señor tuvo una idea, fundar un canal de televisión ¡imagínate! Una apuesta peligrosa, un canal de televisión en un país donde nadie tenía un televisor ¿le gustaría a la gente? ¿estarían dispuestos a pagar por un aparato para ver su idea cristalizada? No era apuesta simple, pero él apostó. Y esa mente brillante se rodeó de montones de gente, de los más capaces, los más creativos, los más sabios, los más trabajadores, desde ingenieros innovadores a obreros capaces, y él, en el centro, coordinando toda esa maravilla. Y ese canal fue representación de lo que podemos hacer los venezolanos, de hasta que punto el ingenio y la constancia pueden construir, hasta que llegaste tú, y te quisiste apoderar de la obra creada.
Entonces le prohibieron transmitir en señal abierta, para tener la excusa de robarles su obra. Pero no les funcionó, por alguna razón extraña, lo que en sus manos era un canal rentable y muy visto, en las manos de ustedes se convirtió en un adefesio espantoso e inútil que da pérdidas.
Hoy terminan definitivamente con ese canal (o al menos eso creen), porque no pueden soportarlo, su existencia les recuerda que robar no les sirvió de nada. Y así les pasa siempre, Hugo, es una constante, haciendas productivas que en sus manos son eriales, canales de rating que hasta exportan programas se convierten en bodrios que no ven ni los que te apoyan, industrias productivas que trocan en otras quebradas, hoteles que terminan siendo pensiones de mala muerte, mercados convertidos en bodega, bancos que acaban en lupanares de usureros…
Y así todo, así siempre… ¿Que pasa, Hugo? ¿por que nada les funciona? ¿como es que roban cadenas de oro y acaban con collares de plástico? ¿Que falla, Hugo? ¿que falla? Tienen el dinero, tienen la fuerza, tienen el poder ¡y no les funciona! ¡nada les funciona! Han gastado millones en armas, para amedrentar, para intimidar, tienen ejércitos regulares e irregulares bajo su mando para oprimir, han comprado voluntades... ¡y nada funciona! ¡coño de la madre! ¡no les funciona! Y no entiendes, eres presa de la ira porque no entiendes que es lo que no funciona, porque usando tantos recursos no logran ya no crear, sino siquiera mantener lo que esos  hombres hicieron. Yo sí lo sé, Hugo, yo sé cual es el problema, yo sé donde está tu fallo.
El error es que no han expropiado la piedra angular de todo esto, no han expropiado lo que hace que un supermercado sea supermercado y no bodega, lo que hace que un canal sea visto y no un bodrio intragable que no ve ni la mamá del director, eso que hace que un hotel esté siempre a reventar y no parezca pensión de mala muerte… ¡el alma, Hugo! ¡el alma! ¡eso es lo que tienen que expropiar!
El alma, eso que hace que un hombre cree, produzca, haga, invente. Esa cosa que permite salvar obstáculos, esa cosa maravillosa que hace que un hombre, una mota de polvo en el universo, se convierta en un gigante capaz de transformar su entorno, de someterlo a sus deseos.
No es dinero, Hugo, el problema de ustedes es de comprensión, no es dinero, es amor, es orgullo, es tenacidad, no es ganar cada vez más dinero, es tener una idea, enamorarte de ella, llevar la idea a la realidad, verla crecer, verla formarse, ver que cobra vida y maravillarte diciéndote “eso lo hice yo”, pensar que de no existir tú, esa maravilla no existiría, que está allí porque la pensaste, la imaginaste, la hiciste. Es sentir que aunque esa obra no pase a lo mejor a la historia de la humanidad, ni del país siquiera, será parte de la historia de mucha gente, gente que de una u otra forma trabajó en o para ella.
El problema, Hugo, es que cuando expropian, roban, pero solo roban lo físico, roban edificios, muebles, máquinas, pero eso son solo cosas materiales, lo que realmente mueve todo es la suma de voluntades, lo que mueve todo es el cerebro y el alma de millones de hombres y mujeres que hacen que las cosas tengan vida, porque las cosas, cuando no tienen el alma del hombre que las hace útiles, no son nada.
Los zapatos, Hugo, no son nada, si no tienen al hombre que les de vida, no son capaces por sí mismos de hacer huellas y marcar camino, son solo una mezcla de cuero, suela, hilos y pega, pero sin la mente del hombre, no son nada. Y tú, Hugo, y quienes te embarcaron en esta aventura, son  pobres seres, primitivos, que piensan que si le roban a un hombre sus zapatos, podrán caminar como él. Lo que tienen que expropiar, Hugo, es el alma, y eso no lo pueden robar, no importa cuantos cañones tengan, ni cuantos macacos socialistas vestidos de verde amedrentador envíen, no importa cuanto miedo siembren, ni cuanto dinero regalen, no pueden robar el alma ¡y esa es su arrechera! Que lo que nos quieren quitar, no nos lo pueden quitar, ni siquiera nosotros, aún queriendo dártelo, podemos hacerlo, porque el alma es intransferible. Lamentablemente para ustedes. 
Hugo, nos pueden quitar nuestra casa, nuestro negocio, nuestro dinero, y hasta nuestra vida, pero más de eso, no nos pueden quitar, pueden incluso rompernos el alma, eso no te lo niego, pero no la podrán usar ¡nunca! Así que, eso es, Hugo. Eso es lo que deben expropiar para que las cosas les funcionen, y como no pueden…

¡JÓDANCE!