2011/06/16

La gran carrera

Durante las Olimpiadas de Verano de 1984, un joven estadounidense corredor de larga distancia, Derrick Redmond, corría al frente de su grupo muy dispuesto a ganar la carrera en que competía. 
Súbitamente, en la vuelta final, se le paralizó un tendón en una de sus piernas. Cayó al piso acalambrado y sus compañeros le esquivaron mientras lo pasaban.
Sus padres y amigos dejaron escapar un gemido colectivo, al igual que millones de televidentes que estaban observándolo vía satélite.
Con gran dolor, Derrick se levantó y comenzó a saltar sobre su pierna en dirección a la línea de llegada. Los últimos rezagados lo pasaron. La gente de los costados de la pista, que temían por su salud, le gritaban que se acostase. Sin embargo, Derrick siguió saltando.  Terminó la carrera y Derrick seguía saltando. Necesitaba recorrer todavía cerca de noventa metros cuando una figura bajó de las tribunas  saltando por encima de las personas, de las sillas y de la valla de contención. Era Jim, su padre.
Corriendo hasta donde se encontraba su hijo, pasó un brazo por sus hombros y juntos, en parte a saltos y en parte corriendo, hicieron el resto del recorrido.
Derrick no consiguió una medalla de oro ese día, pero todos los que los vieron a él y a su padre lo sabían... Derrick y Jim Redmond tenían corazones de oro.
El honor espera a aquellos que terminan la carrera.


Una vez que empiece una tarea, nunca la deje hasta terminarla. Ya sea trabajo grande o pequeño, bien hecho o no.

Excusas siempre tendremos a manos llenas para abandonar, mas en la balanza siempre tendremos el tesón, la constancia, la voluntad y la fortaleza de animo… por encima de todo tenemos el ejemplo del Creador quien desde los eones del tiempo estuvo planificando lo que hoy conocemos, lo ejecutó en siete días y se mantiene haciendo las debidas correcciones para lograr la mayor perfección.

  • No cejar en el empeño no es solo un simple sueño…
  • Demuestra que eres, de tu vida el dueño…
  • Y aunque los sueños solo sean sueños…
  • En darles vida, allí estará tu empeño…
  • Y de ese, si que eres el dueño.