2012/01/18

Mercedes Ramallo

¿Por qué meter las imágenes horripilantes sólo en paquetes de cigarrillos?
¿Por qué no fotos de niños hambrientos en envases de hamburguesas y pollos fritos ?
¿Por qué no animales torturados en productos cosméticos?
¿Por qué no poner fotos de las víctimas de conductores ebrios, en
botellas de cerveza y vino?
¿Por qué no fotos de políticos deshonestos y ladrones disfrutando de
nuestro dinero,en los impresos de las declaraciones de impuestos?
Aunque el 100% de ustedes estarán de acuerdo, apuesto a que el 99% no
lo copia y envía...

 

Mercedes, compañera de Caminata en unos tramos del Camino de Santiago nos hace llegar esta idea sobre campañas anti anti.

Usted que opina???

El padre Ugalde se indigna ¡Con toda razón!

MARÍA DENISSE FANIANOS DE CAPRILES| EL UNIVERSAL

miércoles 18 de enero de 2012 12:00 AM

El pasado domingo se celebró el Día del Maestro. Hoy voy a referirme al artículo del padre Luis Ugalde: "Público o Privado", publicado el 12 de febrero en El Nacional. En éste él muestra indignación por la afirmación por parte del Presidente que el pago adeudado por el Estado a los educadores católicos no es responsabilidad suya, "porque esas son instituciones privadas".
Dice Ugalde que eso ha sido: "Una bofetada a quienes trabajaron todo el año en educación pública con niños de bajos ingresos. Me vinieron a la cabeza los vía crucis y triunfos desde su gestación de las cinco escuelas de la AVEC en la parte más alta de La Vega: la acción educadora del gobierno no llegaba y las instituciones católicas con esas comunidades pobres crearon escuelas para sus hijos, en parte financiadas con el dinero público... Elimine usted Sr. Presidente las escuelas Canaima, Andy Aparicio, El Encanto, la Olaso y Los Ángeles (todas de la AVEC, Asociación Venezolana de Educación Católica) y no queda ninguna escuela pública para los miles de niños y jóvenes que viven desde Las Casitas hasta Las Torres... La indignación me trajo a la memoria cómo Fe y Alegría acudió a Cariaco en la emergencia pública del terremoto y continúa allí su extraordinario aporte educativo, cómo respondieron los hermanos maristas al llamado del Ministerio para salvar la escuela granja de Santa Catalina (en el Delta) de las ruinas oficiales y convertirla en la escuela ejemplar que es hoy. En la periferia trabajan las escuelas de Carrasquero, Santa Elena de Uairén, Sinamaica y Ciudad Sucre, o las salesianas en la isla Ratón, La Salle en El Baúl, y cientos más. ¡Cómo es posible que se diga que eso no es público, que no hay obligación pública con esos niños, que sus padres paguen su escuela!
¿Cómo es posible, digo yo, que el Presidente no agradezca y reconozca el arduo trabajo de miles de maestros de la AVEC que están entregados, en alma y corazón (pasando miles de problemas, igual que todos los maestros venezolanos), a su vocación de educar a niños y jóvenes para que formen parte de una generación con excelente formación académica y valores cristianos?
Ugalde señala que: "... El Convenio entre el Ministerio de Educación y la AVEC se basa en el compromiso para juntos llevar la educación pública de calidad a los sectores pobres. Con ello, 2.000 centros e instalaciones (inversión de más de 10.000 millones de BsF), no estatales, se destinan a la educación pública, donde las familias y la sociedad colaboran (con millones en aportes nacionales e internacionales) en el funcionamiento, mantenimiento y mejoramiento, en sinergia con el Gobierno de turno. Las instalaciones no son del Estado, ni la gestión escolar del Gobierno, pero la educación es pública por su programa, título y supervisión... Mejor calidad, a mitad del costo estatal, con frutos públicos maravillosos. Las familias contribuyen con menos del 10% y la AVEC logra que el financiamiento estatal llegue con transparencia... Funcionarios honestos nos preguntan cómo Fe y Alegría o las franciscanas logran que los padres asuman la escuela como suya. Porque la sienten de ellos (no de funcionarios lejanos); mantenerla y cuidarla es parte de su aporte. Respuesta sencilla pero de aprendizaje difícil por la deformación estatista, con gobiernos que impiden y matan la solidaridad y la participación que predican".
Y pone en negritas: "¿No se amenaza de muerte a esa escuela cuando, en lugar de la felicitación presidencial navideña a sus educadores con el pago de fin de año y el aumento debido, se les dice: no reconozco su labor pública, porque ustedes, sus niños, familias y escuelas son privados?

Con toda razón el padre Ugalde muestra indignación. Y muchos sentimos lo mismo. ¿Hasta cuándo el gobierno va a despreciar el servicio eficiente y desinteresado de la Iglesia por los más desfavorecidos? Y pregunto: ¿Por qué será que las listas de espera en estas escuelas siempre es inmensa? Doy las gracias al padre Ugalde por tan excelente artículo, donde nos enseña una realidad que pocos conocen y muestra que en nuestro país hay mucha gente honesta trabajando, en silencio y sin descanso, por construir un país con bases sólidas. Felicito a todos y cada uno de los maestros venezolanos (que están dejando sus vidas en las aulas) porque su vocación es única y vital para el desarrollo de nuestra Patria ¡Eso ustedes lo saben! Felicito especialmente a los maestros de la AVEC ¡Sigan adelante que Venezuela cuenta con ustedes!
El artículo completo está en: http://www.cerpe.org.ve/noticias-lector-principal/items/96.html
mariadenissecapriles@gmail.com @VzlaEntrelineas

 

Y no solo el Padre Ugalde se indigna… la Venezuela verdadera se indigna ante estas estrafalarias palabras del jefe y sumo sacerdote de los socialistas nacionales. Nada es de extrañar viniendo del mejor socialista del país. La envidia no cree en propiedad privada ni en logros por méritos, pretende que todo el país se haga a su semejanza. No es de extrañar, así son ellos, aunque se disfracen y se maquillen. Así han sido, son, y así serán. Dios se apiade de estos nuestros  niños y no los convierta en los, ahora desaparecidos, niños de la calle.

El orgullo nuestro por FE Y ALEGRIA

Historia

Vélaz en salón de clase Vélaz en balcónVélaz en barrioClases en el pisoVélaz con ParaguaClases en el piso 2

  

 

 

 

"Fe y Alegría nació para impulsar el cambio social por medio de la Educación Popular Integral"
P. José María Vélaz, s.j.
Fundador

Fotos de los inicios de Fe y Alegría. Autor: J. J. Castro.

Hay hombres que sembraron sus vidas en la tierra fértil del servicio. Por eso, fueron capaces de levantar grandes cosechas en el corazón de multitudes. Uno de estos hombres fue el Padre José María Vélaz, el fundador de Fe y Alegría, ese movimiento educativo que, nacido en un rancho de Caracas, ha llevado sus banderas de Educación Popular Integral a los barrios y campos de catorce países latinoamericanos.

El Padre José María Vélaz nació en Rancagua, Chile, el 4 de Diciembre de 1.910. Cinco años tenía cuando murió el padre. La mamá tuvo que atender con toda energía los negocios y el cuidado de cuatro niños muy pequeños. Este hecho marcó profundamente al joven José María que siempre fue un arduo defensor del valor, capacidad y entereza de las mujeres.

Cinco años después de la muerte del padre, la familia se volvió a España, pero le quedó raíz de su profunda sensibilidad latinoamericana. Cursó estudios en el internado de los jesuitas en Tudela y en la Universidad de Zaragoza. Comenzaron los sueños de aventuras y desafíos, de servir en misión apostólica como jesuita. Para poder realizar este sueño, abandonó sus estudios de Derecho e ingresó a la Compañía en 1928. Su formación y la situación política de España lo llevaron por varios países europeos y, cuando estaba esperando ser enviado a China, sus superiores decidieron mandarlo a Venezuela en el año 1946. Llegó con cierto desengaño, pero el país le fue ganando.

Trabajó unos años en el Colegio San Ignacio de Caracas y regresó a Europa a continuar sus estudios de teología y a ordenarse de sacerdote. De regreso a Venezuela, permaneció dos años en Caracas y, en agosto de 1948, fue nombrado rector del Colegio San José de Mérida, participando de modo especial en el crecimiento y en el prestigio de dicho Centro Educativo. Allí se reencontró con los Andes que lo volverían a aguijonear una vocación de grandeza en el servicio, una permanencia en la audacia y en el riesgo. Desarrolló el colegio y varias obras en la zona. Luego de cumplidos sus objetivos pensó fundar una red de escuelas en varios pueblitos andinos que dependerían del Colegio de San José de Mérida, para atender mayor número de alumnos. Después, cuando terminó su período de Rector ideó una red de escuelas campesinas por los llanos de Barinas, pero el proyecto no fue aceptado por los superiores y en 1954 se le envió a la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas. Allí, el año siguiente, fundaría Fe y Alegría para vivir a plenitud su vocación de Misionero.

En 1.960 se separó de la Universidad Católica, para dedicarse a tiempo completo a Fe y Alegría que en esos momentos ya contaba con Seis Mil Alumnos -en los Barrios Marginados de Caracas y comenzaba a extenderse a Maracaibo, Valencia, Barquisimeto y el Oriente.

Cuando ya Fe y Alegría contaba en 1.964 con más de Diez Mil Alumnos en Venezuela pasó a fundarla en el Ecuador. Posteriormente en 1.965 a Panamá y en 1.966 a Perú. Fe y Alegría penetró con gran éxito en Bolivia en 1.966 y siguió un crecimiento por Centro América y Colombia, de manera que el P. José María Vélaz, la ha podido implantar en El Salvador, Nicaragua y Guatemala, siguiendo un Proyecto Continental de alcanzar todos los Países Iberoamericanos.

Desde 1.974 dedicó su tiempo junto con una preocupación general al fortalecimiento de la Obra, a la iniciación del Campamento y de la Escuela de Artes Aplicadas de San Javier del Valle Grande de Mérida, como un Programa Piloto, para todo el resto de Fe y Alegría.

Luego decidió enfrenta un nuevo re­to: La creación de una cadena de escuelas agropecuarias en los llanos. Su primer proyecto San Ignacio del Masparro. A diez kilómetros de Dolores, en el Distrito Libertad del Estado Barinas comenzó su labor. En San Fernando de Apure, la escuela agropecuaria Padre Gumilla, sería el otro polo de la cadena. Su último viaje le llevó hasta Caicara, Puerto Ayacucho, la Gran Sabana, para explorar la creación de escuelas para los indígenas. A su regreso a la escuela del Masparro le sorprendió la muerte (1985).

El nacimiento de Fe y Alegría

Estando encargado de la atención espiritual de los jóvenes de la Universidad Católica, Vélaz quiso que los estudiantes fraguaran una profunda sensibilidad social al palpar la miseria en que vivían multitudes de hermanos. Y así, los domingos solían salir a los barrios de Catia a enseñar catecismo y repartir algunas bolsas de ropa y de comida. Pronto entendieron, sin embargo, que el servicio cristiano, para ser de veras eficaz, se tenía que encarnar en una amplia red de escuelas, en un vasto movimiento de educación que rescatara a las mayorías de la ignorancia, raíz de la más profunda servidumbre. Vélaz, que consideraba a la educación como la mayor fuerza transformadora del mundo, pensaba que la falta de educación era la causa principal de la marginalidad y de la miseria: “Pueblo ignorante es Pueblo sometido, Pueblo mediatizado, Pueblo oprimido. Por el contrario, Pueblo educado es Pueblo Libre, Pueblo transformado y Pueblo dueño de sus destinos” (Discurso en la Universidad Católica con motivo del otorgamiento del Doctorado Honoris Causa en Educación).

La primera escuela nació de un acto de rotunda generosidad: cuando el obrero Abrahán Reyes se enteró que el Padre Vélaz y su grupito de universitarios andaban buscando un lugar para la escuela, les ofreció su casa. Durante ocho años, trabajando en sus ratos libres, Abrahán y su esposa habían construido esa casa, la habían ido moldeando con sus manos y sus sueños. Carreteaban el agua para la mezcla en latas de manteca desde varios kilómetros. Y una vez terminada, la ofrecieron con sinceridad y sin aspavientos. Así nació Fe y Alegría: en una casa regalada con 100 niños sentados en bloques sobre el suelo. El gesto de Abrahán y su señora habría de despertar múltiples y espontáneas generosidades que, desde sus inicios, han marcado la trayectoria de Fe y Alegría: una de las muchachas universitarias regaló sus zarcillos. Los rifaron y con lo que se sacó de la rifa se compraron los primeros pupitres y hasta alcanzó para darles algo a las primeras maestras. Esta fue la primera rifa de Fe y Alegría. Posteriormente, la rifa llegaría a convertirse en una especie de cruzada nacional que aglutina infinidad de generosidades anónimas y que, durante años, fue la principal fuente de ingresos para sostener y aumentar la obra.

Rápidamente, Fe y Alegría empezó a germinar en lo imposible: debajo de una mata, en ranchos alquilados, en escuelas que fueron creciendo sobre precipicios y quebradas, en basureros, en cumbres de cerros, en los lugares inhóspitos que nadie ambicionaba. Para conseguir recursos, además de la rifa, se emprendieron osadas campañas de promoción, se montaron oficinas, se tocó al corazón de personas generosas, se dio rienda suelta a la creatividad más atrevida.

El propio nombre de Fe y Alegría no fue escogido al azar. Debía recoger la propia identidad, ser a un mismo tiempo espejo y meta: “Nuestro nombre de Fe y Alegría no es una casualidad, ni tampoco algo intrascendente. Es un nombre totalmente meditado, como la meta a que conduce nuestro camino. Es nuestro emblema y nuestra bandera que fue pensada muchas horas y muchas veces. Es nuestro ‘santo y seña’.

Somos mensajeros de la Fe y al mismo tiempo Mensajeros de la Alegría. Debemos por lo tanto aspirar a ser Pedagogos en la Educación de la Fe y Pedagogos de la Alegría. Dos vuelos espirituales tan hermosos y radiantes que son capaces de enamorar una vocación. Dos Poderes y dos Dones de Dios que son capaces de transformar el mundo” (J. M. Vélaz, Pedagogía de la Alegría).

Fe y Alegría siempre quiso ser una obra de iglesia que agrupara las generosidades de muchos en torno a su proyecto educativo: la comunidad colaboraría con su trabajo, levantando paredes, limpiando terrenos, pintando..., los más privilegiados aportarían sus recursos económicos, sus influencias, sus ideas, otros darían sus talentos, su trabajo. Y Fe y Alegría liderizaría el clamor popular de Justicia Educativa en defensa de los derechos a la educación de los más pobres. El Ministerio de Educación no es el amo, sino un simple administrador de los recursos de todos. Fe y Alegría tendría que crecer fuerte para hacer oír su voz como “un fuerte rugido de leones”.

Vélaz, el Educador

Fe y Alegría se define como un movimiento de Educación Popular Integral. En estas dos palabras, ‘Popular e Integral’, tan preñadas de sentido, se compendia la esencia de su propuesta educativa. Frases como “Fe y Alegría comienza donde termina el asfalto, donde no gotea el agua potable, donde la ciudad pierde su nombre”, reflejarán su inquebrantable decisión de insertarse con los más desposeídos: “Nos hemos atrevido a levantar una bandera -escribirá Vélaz- cuando tantos arrían y desdeñan las banderas. Nuestra bandera ha sido la Educación Integral de los más Pobres, es decir, de los más menospreciados e ignorantes, y como estos son muchos millones, nos hemos atrevido a la Educación de Millones. O lo que es lo mismo: a la liberación de millones” (Fe y Alegría. Características Principales e instrumentos de acción).

La educación de Fe y Alegría no puede ser “una pobre educación para los pobres”, sino que tiene que ser una educación de calidad, “la mejor educación para los más pobres”, una educación integral que forme a la persona en su totalidad.

Si la educación es para el Padre José María un instrumento de liberación y de humanización, si por medio de ella contribuimos a continuar el plan salvífico de Dios que quiere el desarrollo pleno de cada hombre, no bastará educar a todos los hombres, sino que habrá que educar a TODO el hombre. Tendremos que rescatar a la educación de su academicismo vacío y estéril en que está atrapada, para hacer de ella un medio de crecimiento personal y social. Educar a todo el hombre supone tomar en cuenta al alumno en su totalidad de persona y como miembro de una determinada comunidad, y no como mera cabeza o como un receptáculo a llenar con conocimientos muertos. Habrá que atender su estómago si tiene hambre, su salud resquebrajada, su corazón herido por el desamor. Habrá que hacer de él una persona fuerte, generosa, de manos trabajadoras y pies solidarios, con una sexualidad y una afectividad maduras y responsables, con unos ojos críticos y autocríticos, capaces de descubrir y apreciar lo bello, de admirar la Naturaleza como espejo de Dios, con un olfato especial para percibir lo que sucede y las causas porque sucede, con unos oídos atentos a los clamores de su gente, y con una palabra que sea expresión de vida, voz valiente de los que no tienen voz.

Vélaz, el pionero

Hombre incansable, de frontera, el Padre José María nunca se contentaba con los logros alcanzados. Siempre aspiraba más. No podíamos aburguesarnos en Fe y Alegría cuando cada vez era mayor la magnitud del desamparo. Convencido de que Fe y Alegría corría el peligro de rutinizarse en una serie de escuelas urbanas tradicionales, dedicó los últimos años de su vida a impulsar una educación que asumiera cada vez con mayor seriedad el mundo del trabajo y que preparara a los alumnos para ejercer dignamente un oficio.

Emprendió con toda su energía la superación de esas escuelas tradicionales, desligadas de la vida, donde los alumnos aprenden cosas inútiles, que no les sirven para nada y que, por ello, las abandonan antes de tiempo o las soportan en una especie de ritual que los deja vacíos y derrotados: “Si queremos que la Educación no cree Entes o entelequias separadas de la vida popular, tenemos que llegar con nuestra enseñanza a aquellas actividades que le permitirán al Pueblo una vida digna, una alimentación completa, una habitación de seres humanos, y un nivel cultural y espiritual cónsono con los planes de la modernidad y de la cristiandad” (Cartas del Masparro, pág. 20).

Para impulsar este tipo de educación en el trabajo productivo se fue Vélaz primero a fundar a San Javier del valle, en Mérida, y cuando consideró que estaba ya bien afincado este Instituto, con un ciclo diversificado profesional del que egresan los alumnos como Técnicos Medios en 13 especialidades, se metió llano adentro en busca de su viejo sueño de montar una red de escuelas agropecuarias y forestales para los campesinos desamparados.

Fundando en San Ignacio del Masparro le sorprendió la muerte. Como siempre, su mente ardía con múltiples y ambiciosos proyectos. Estaba intentando introducir a Fe y Alegría al África, acababa de venir de la Gran Sabana donde quería iniciar una red de escuelas para atender a “los más pobres entre los pobres”, los indígenas.

Algunos documentos relacionados con la historia de Fe y Alegría:

  • Palabras de Fe y Alegría. Citas inspiradoras del Padre José María Vélaz (PDF, 537KB) [Descargar]
  • De la Chispa al Incendio: La historia y las historias de Fe y Alegría (PDF, 2MB) [Descargar]
  • Archivo con la Biografía del Padre José María Vélaz (PDF, 721KB) [Descargar]
  • Archivo con el Testamento del Padre José María Vélaz (PDF, 68KB) [Descargar]

Para consultar otros trabajos o libros del P. Vélaz haga clic aquí.

EL QUE PERDIÓ EL BURRO

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Nasrudín andaba por el pueblo diciendo:

- He perdido la mula, he perdido la mula, estoy desesperado, ya no puedo vivir.

- No puedo vivir si no encuentro mi mula.

- Aquel que encuentre mi mula va a recibir como recompensa….mi mula.

Y la gente a su paso le gritaba:

- Estás loco, totalmente loco, ¿estas desesperado porque perdiste la mula y ofreces como recompensa la propia mula?

Y él contesta:

- Sí, porque a mí me molesta no tenerla, pero mucho más me molesta…haberla perdido.

Porque el dolor de la pérdida no tiene tanto que ver con el no tener, como con la situación concreta del mal manejo de mi impotencia, con lo que el afuera se ha quedado, con esa carencia de algo que yo, por el momento al menos, no hubiera querido que se llevara.

Conceder mucho más de lo que estoy dispuesto a dar. Quizás en el fondo yo nunca quiero desprenderme totalmente de nada, y la vivencia de lo perdido es tema del “ya no más”. Un “ya no más” impuesto, que no depende de mi decisión ni de mi capacidad”.

Y exactamente esto nos ocurre a todos alguna vez en la vida. No importa si lo que teníamos era lo que deseábamos, basta con que lo perdamos por causas ajenas a nuestra voluntad, para que lo deseemos recuperar con todas nuestras fuerzas. Cuanto mas se aleje de nuestro alcance, mas y mas lo desearemos. Yo he vivido ambas situaciones… me ha tocado ser burro que se pierde por falta de atención… y luego es reclamado. También he perdido un burro que no me sirve para nada, y a pesar de eso ando como loca buscándolo.

Creo que todos hemos sido Nasrudín alguna vez en la vida, ¿verdad?

!!Pero que difícil es darnos cuenta!!

Tomado del libro: “El Camino de las Lágrimas” ***Jorge Bucay***

 

Gracias a Sonia por el envío…

Para la memoria viva

Tukiti de María Corina

ALEXANDER CAMBERO| EL UNIVERSAL

miércoles 18 de enero de 2012 12:00 AM

La hermosa mujer lo puso en su sitio. Con gran valentía María Corina Machado le dijo en su cara al presidente Hugo Chávez, las verdades que millones de venezolanos guardan en su corazón y que muy pocos se atreven a exteriorizar. No se dejó impresionar por un primer mandatario tratando de ser amable y buen amigo, queriendo hacer del acto de la memoria y cuenta anual, un simple momento para contar chistes, anécdotas y un sinfín de tonterías que desdicen mucho de las condiciones intelectuales del magnate de Miraflores. Un hombre que después de haber repartido los dineros de los venezolanos a sus amigos del continente, no hace el ejercicio propio de mostrar lo realizado, sino que adelanta una socarrona conversación como si tratase de una tarde de sancocho y dominó.
Cuando quiso seguir con su burda manipulación, surgió la diputada y precandidata presidencial María Corina Machado, para decirle al mundo la cruel realidad que soportamos los nacidos en esta tierra. Con mucha fuerza y dignidad expuso con claridad. No hubo temblor ni sumisión, en esas palabras sentimos que nuestras reservas democráticas crecen como un río desbordante que va retomando sus antiguas veredas. Una mujer que es ejemplo para este país en donde muchos callan por cobardes, sin olvidar que otros guardan silencio porque se han enriquecido asaltando los dineros del pueblo. En pocos minutos le quitó la máscara al farsante de marras, después de la atinada intervención, Hugo Chávez dejó entrever el miedo que lo sacude ante la inminente derrota.
Los adulantes se acurrucaron en sus asientos. Se le notaba estupefactos ante la demostración de María Corina, que con su actitud probó que tiene más guáramo que muchos parlamentarios oficialistas y también de algunos opositores, que uno ve como se transforman en panderetas cuando están cerca del Presidente, como si el caos nacional fuera cosa de bromas. Y que nadie nos diga que tratar de ser condescendiente es un acto de diplomacia política, debemos tener siempre presente que el hombre que exudaba simpatía en la tribuna de oradores es el destructor de Venezuela. Su régimen nos sembró de delincuencia, corrupción, miseria, etc. El chistoso es el mismo que botó a más de veinte mil empleados de Pdvsa, si olvidar que también coadyuvó en el ilegal despojo de sus tierras a miles de venezolanos dignos, destruyendo además el aparato productivo y haciendo de la nación un país que importa el 75 por ciento de lo que come. ¿Acaso tenemos que olvidar, por miedo o conveniencia, que por obra de este señor han sido cerrados muchos medios de comunicación, siendo la libertad de expresión un ejercicio casi prohibido en la patria que comandan estos señores? El alegre funcionario es igualmente quien prefiere regalar lo nuestro en detrimento de las mayorías agobiadas por el peso de una crisis generada por esta administración. ¿Seguiremos riéndonos de sus ocurrencias mientras las morgues se llenan de cadáveres?
Los incondicionales pensaban que todo estaba controlado. Que un Presidente distendido y afable podía desactivar cualquier actitud opositora, sólo que Hugo Chávez y sus asesores cubanos cometieron un gravísimo error de cálculo. No se percataron que el mensaje de memoria y cuenta es la entrega de un informe pormenorizado de lo desarrollado a lo largo de un año, el Presidente se encarga de leer un discurso en donde ofrece algunas cifras a grandes rasgos, hace énfasis en detalles precisos en medio de explicaciones someras, no se estila darle la palabra a los diputados, es un informe, no un debate que se desarrollará cuando los parlamentarios hagan el análisis respectivo. Creyendo que dándole la palabra a parlamentarios opositores estaba mostrando que en Venezuela existe una democracia plena, sin embargo no contaba con la valiente acción de una diputada que le dijo la verdad en su cara. La dama lo descubrió delante de millones, crudas verdades que viven en el alma de la revolución podrida. ¡Honra y gloria para la mujer venezolana...!
alexandercambero@hotmail.com