2012/08/17

7696 Caso Insólito...

Esta mañana 13 de Julio de 2012 arribaron al aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, dos afamados científicos de la Universidad de Newcastle de la Gran Bretaña. Dichos científicos, hombre y mujer, doctores (PhD) en Biología Marina cumplen con un convenio entre dicha Universidad, una de las más reconocidas en el mundo de la Biología Marina, y la Universidad Simón Bolívar,de reconocida fama en esta rama de la investigación marina. El proyecto conjunto se refiere a los corales, sus enfermedades, su reproducción y muchos otras variables de este animal. Al arribar a Maiquetía en la Aduana les preguntan el contenido de unos bultos que venían embalados en unas maletas especiales. Abren los bultos e identifican el contenido como sus instrumentos  de trabajo de campo, microscopios, probetas, chapaletas, caretas de buceo, trajes especiales e  instrumentación variada requerida para el trabajo de campo e investigación.

Unos funcionarios del SENIAT, retienen los bultos alegando que tenían que pagar impuesto de entrada al país (importación por lo que se vislumbra). Los científicos alarmados explican una y otra vez que son sus herramientas de trabajo y enseñan repetidamente la carta convenio del proyecto conjunto NEWCASTLE/ USB.Pero estos brillantes, abnegados, patriotas y denodados funcionarios, apegados a la doctrina del NO DEJAR HACER, les hacen saber que NO ENTRARAN DICHOS INSTRUMENTOS SIN PAGAR EL ALTO IMPUESTO (que no saben cual es, porque no tienen idea quien les va a tasar la instrumentación óptica y electrónica de última generación), propiedad por supuesto de la UNIVERSIDAD DE NEWCASTLE.

Pero la sabia decisión del SENIAT es que al ellos dejar VENEZUELA, les devolverían el impuesto, a lo mejor lo retendrían en una caja de zapatos debajo del escritorio, previa inspección de los instrumentos y otros que habían introducido, porque quién les aseguraba a ellos que estos reconocidos científicos ingleses no habían venido a venderlos en Venezuela. Hasta esta hora de la Crónica 05:45 pm, seguía la retención y  a lo mejor el cálculo de dichos impuestos. Lo científicos británicos le comentaron al Biólogo marino y PhD de la USB, quien fue a recogerlos, que si dicho impuesto era alto, se tendrían que ir del país, pues solo viajan con los viáticos que les da la Universidad Inglesa.

Hasta ahora no sabemos que va a pasar, como va a terminar esta historia bananera ni cual será la reacción de Newcastle University, y cual el destino de otros convenios científicos que nuestras universidades firmen con universidades de otras latitudes, ni cual será la reputación futura de Venezuela y sus compromisos internacionales, que dicho sea de paso, no solo benefician ambas universidades, a nuestros científicos sino al mundo entero al tratarse de la salvación, conservación y vida de estos microscópicos animales que tanto bien le hacen al equilibrio ecológico marino internacional.

Ah y todo esto salpicado y aliñado con una suerte de jolgorio cívico militar, pues al ritmo de tambores de barlovento, negras bailando tumbao, canciones de Alí Primera, y de Iván Pérez Rossi, merengues y joropo tramao, resguardados por toda clase de policías y uniformes bananeros con ametralladoras, pistolas, sables, chinas, saltapericos y tumba-ranchos, pues alguien llegaba, no se supo si la gloriosa delegación olímpica Bolivariana, que tan en alto dejó al país o si arribaba a la patria del Nuevo Bolívar,  Sir Frank Williams quien viene a cobrarle al Presidente Comandante el carro que destrozó Pastor Maldonado ayer en Los Próceres. Como ahora PDVSA es de todos, también es de la Williams.!!!!!

Es insólito que esto este pasando en pleno siglo XXI, será el Socialismo de este siglo, el culpable que hayamos retrocedido en el tiempo y no entendamos la importancia de las investigaciones y lo sagrado de los Convenios Académicos Internacionales?.

EL SENIAT TAMBIEN ES DE TODOS !!!!!!!! Tres Hurras por estos genios!!!!!! Hurra, Hurra, Burra, que digo Hurra .......

Carajo, que pena ajena tan arrecha !!!!!!!!!!!!!

Alfredo Cilento Sarli
Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC)
Universidad Central de Venezuela (UCV)
Tel. 58(212)2658356 / 58(212)2653228

Que será lo que esta pasando???  se habrán ido?  les devolverían sus equipos? pagarían algo extra? los pondrían presos? los extraditarían?

Quien sabrá las respuestas?

7695 La maldición de Juan de Castellanos

MARIANO NAVA CONTRERAS| EL UNIVERSAL

viernes 17 de agosto de 2012 04:09 PM

No debe extrañarnos si muchas veces la literatura se adelanta a la realidad, concibiendo los más certeros vaticinios. No ocurre siempre, pero a veces los escritores, espíritus clarividentes cuando son agudos, tienen premoniciones, a veces oscuras, a veces promisorias, y muchas de las cosas que escriben terminan cumpliéndose con el tiempo. Y es que acerca de las relaciones entre vida y literatura todavía hay mucho que decir.
La vida de Juan de Castellanos fue especialmente rica, y por tanto, azarosa. Cuando nació, hacía casi treinta años que Colón había llegado a América. Hijo de campesinos, era todavía un niño cuando dejó su pueblo para irse a Sevilla a estudiar latín, gramática, oratoria y poesía, que era lo que entonces se podía estudiar. Pronto la tentación de la aventura lo sedujo, y aún menor de edad, se embarcó al Nuevo Mundo, dicen que sin permiso de sus padres. Embarcó como soldado y como soldado desembarcó en Puerto Rico, pero he aquí que el gusanito de las letras, cuando se le mete a ciertas personas, es muy difícil de sacar. Además, habría muy pocos aventureros que, como él, sabían leer y escribir, así que pronto encontró ocupación como ayudante del señor obispo. Muerto el prelado, se dedicó entonces a viajar por Santo Domingo, Aruba, Bonaire y Curazao, dedicándose a la lucrativa tarea de atrapar indios para venderlos como esclavos. Fue así como vino a dar a Cubagua.


Cuando Juan de Castellanos llegó a Nueva Cádiz en 1541, ya la ciudad comenzaba a dejar de ser el fabuloso emporio dedicado a la extracción y comercio de las perlas que llegó a ser la primera ciudad de Venezuela. Sin embargo, aún quedaba mucho de la anterior riqueza y esplendor que nos describirá vívidamente en sus versos. Los víveres llegaban de Santo Domingo, el agua de Cumaná, la leña de Margarita. Sus playas eran un trasiego de indígenas esclavos que extraían las perlas de las exhaustas granjerías. En el pequeño puerto atracaban galeones y carabelas que comerciaban directamente con Castilla. Los ranchos de palma que formaron el primer poblado eran ya casas de piedra traída de Araya, con blasones presidiendo las puertas y ventanas con rejas de hierro, un lujo que podían darse pocas ciudades del Caribe. Todo era derroche y ostentación.
Pero como suele suceder, tanta dicha duró poco. Pronto los lechos comenzaron a agotarse, y con las perlas faltó el dinero, y con el dinero el agua y los víveres, pero sobre todo se fueron los mercantes, las prostitutas y los aventureros que ya no hormiguearon más por sus otrora opulentas calles. El golpe de gracia lo dio el violento terremoto que, seguido de un huracán, destruyó la ciudad ese mismo año de 1541, hundiéndola en el mar. El terrible episodio debió haber impresionado tremendamente a Juan de Castellanos, quien lo narra en dramáticos versos. Cuenta como, a punto de huir a Margarita, un vecino de Nueva Cádiz, un tal Jorge de Herrera, hizo grabar en piedra el siguiente poema:


Aquí fue pueblo plantado,
cuyo próspero partido,
voló por lo más subido;
mas apenas levantado
cuando del todo caído.
Quien examinar procura
varios casos de ventura
puestos en humana casta,
esto solo le basta
si tiene seso y cordura.


Muchísimas aventuras más corrió Juan de Castellanos durante su larga y azarosa vida, pero nunca olvidó lo que vio en Cubagua. Vio cómo toda una ciudad apoyaba su existencia en una riqueza efímera y en el dinero fácil, y no en el trabajo productivo, y vio cómo el espejismo de esta opulencia transitoria se desvanecía, quedando de la orgullosa Nueva Cádiz lo que hoy queda de ella: solo ruinas. Pero algo más vio nuestro poeta, tal vez más como un deseo que como una premonición para los que siglos más tarde habríamos de poblar estas tierras, y es que cualquiera de nosotros puede aprender de esta dolorosa lección, "si tiene seso y cordura".
marianonava@gmail.com

7694 Discurso de García Márquez 6ago86

García Márquez, G. (2008) El cataclismo de Damocles, en TEPYS, Textos de Economía, Paz y Seguridad, Vol 1, Nº 3, http://www.eumed.net/rev/tepys/03/ggm.htm

El final del discurso no tiene desperdicio

“ Dentro de millones de millones de milenios después de la explosión, una salamandra triunfal que habrá vuelto a recorrer la escala completa de las especies, será quizás coronada como la mujer más hermosa de la nueva creación. De nosotros depende, hombres y mujeres de ciencia, hombres y mujeres de las artes y las letras, hombres y mujeres de la inteligencia y la paz, de todos nosotros depende que los invitados a esa coronación quimérica no vayan a su fiesta con nuestros mismos terrores de hoy. Con toda modestia, pero también con toda la determinación del espíritu, propongo que hagamos ahora y aquí el compromiso de concebir y fabricar un arca de la memoria, capaz de sobrevivir al diluvio atómico. Una botella de náufragos siderales arrojada a los océanos del tiempo, para que la nueva humanidad de entonces sepa por nosotros lo que no han de contarle las cucarachas: que aquí existió la vida, que en ella prevaleció el sufrimiento y predominó la injusticia, pero que también conocimos el amor y hasta fuimos capaces de imaginarnos la felicidad. Y que sepa y haga saber para todos los tiempos quiénes fueron los culpables de nuestro desastre, y cuán sordos se hicieron a nuestros clamores de paz para que esta fuera la mejor de las vidas posibles, y con qué inventos tan bárbaros y por qué intereses tan mezquinos la borraron del Universo.”

El Cataclismo de Damocles

7693

Gabriel García Márquez (1)

“Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo. Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones trasplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio de un refugio seguro a las tres de la tarde del lunes aciago de la catástrofe magna, sólo habrán salvado la vida para morir después por el horror de sus recuerdos. La Creación habrá terminado. En el caos final de la humedad y las noches eternas, el único vestigio de lo que fue la vida serán las cucarachas.

Señores presidentes, señores primeros ministros, amigas, amigos:

Esto no es un mal plagio del delirio de Juan en su destierro de Patmos, sino la visión anticipada de un desastre cósmico que puede suceder en este mismo instante: la explosión -dirigida o accidental- de sólo una parte mínima del arsenal nuclear que duerme con un ojo y vela con el otro en las santabárbaras de las grandes potencias.

Así es: hoy, 6 de agosto de 1986, existen en el mundo más de 50.000 ojivas nucleares emplazadas.”

 

Así comienza el discurso que pronunciara Gabriel García Márquez el 6 de Agosto de 1986, en el aniversario 41 de la bomba de Hiroshima. (Conferencia de Ixtapa, México, 1986), hace 26 años de ese discurso y de aquel momento hasta hoy hemos tenido mas de una decena de extremos casi finales por guerra, descuido, aberración.

No sabemos quienes son los buenos y quienes son los malos. Sabemos solo que los países, hasta por vanidad patriótica, se hacen, compran, se apropian de cuanta posibilidad atómica esta cerca de sus manos. Por buena o mala causa. Rusia y China han sido actores de emergencias “pacificas” aterradoras. Europa se rasga las vestiduras. Se clama por reactores para la generación de electricidad. Los árabes y los centro y sur americanos piensan cada vez con mayor fuerza en estas posibilidades.

Pareciera que estamos como Damocles, disfrutando del festín, sin haber todavía mirado la espada que pende sobre el.  

Una visión aterradora:  …Como todos estaremos en ese cataclismo… que importa lo que pase… WAO!!!

Damocles

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Érase una vez un rey llamado Dionisio I El Viejo, soberano de Siracusa. En ese tiempo la ciudad era griega y la más importante de la gran isla de Sicilia.

Vivía en un suntuoso palacio en donde las riquezas abundaban, en especial por las obras de arte, el lujo, la exquisita y fina cocina, las lindas mujeres y el refinamiento de los cortesanos.

Contaba, además, con criados y esclavos solícitos a sus mínimos requerimientos. Había mucha gente que lo envidiaba por el poder que ostentaba y por su incalculable fortuna.

Uno de ellos era Damocles, un cortesano que se dedicaba a la intriga, al ocio, y en especial a envidiar a su rey, uno de sus mejores amigos.

-¡Qué afortunado eres; cuentas con todo lo que un ser humano puede aspirar! Dudo que exista alguien más feliz que tú-, solía repetirle.

Dionisio, quien adolecía de muchos defectos, sí odiaba la envidia y estaba aburrido de oír día a día las aparentes adulaciones, que eran una expresión velada de resquemor.

-¿En verdad, Damocles, crees que soy más feliz que los demás?

Damocles, que pensaba que la felicidad consistía en el tener y en el poder, le respondió:

-Sí, en verdad creo que eres no sólo el más feliz de nosotros, sino el más feliz del mundo.

Si te gusta tanto esto, ¿por qué no cambiamos de lugar por un día?

-Sólo en sueños lo había pensado, mi rey. Sí, me encantaría disfrutar de tus placeres y riquezas aunque sea sólo por un día y al igual que tú, no tener ninguna preocupación .

-Está bien. Cambiemos; tú serás el rey y yo el cortesano; pero sólo por un día.

Así lo convinieron para el día siguiente. La corte y los criados quedaron de tratar a Damocles como si fuera el rey. Le colocaron la corona de oro y diamantes y le pusieron el manto real.

Damocles se hizo servir en la sala de banquetes, los mejores vinos y la más deliciosa comida. Al escuchar la música, dedicada a él, al sentirse halagado y admirado, no pudo menos que pensar que era el hombre más feliz del mundo.

-Esto si que es vida-, le dijo al rey, quien estaba sentado al otro extremo de la mesa. Estoy disfrutando como nunca.

La_espada_de_Damocles

 

Al beber el mejor de los vinos en una copa de oro, miró hacia lo alto. ¿Qué era lo que pendía de arriba, un objeto cuya punta casi le tocaba la cabeza? Sobre su cabeza pendía una afilada espada, atada al techo por un delgado hilo. El brillo de ésta casi le impedía ver.

Las manos le temblaban de tal manera, que derramó parte del contenido de su copa. Como pudo, hizo acallar la música y sólo con la mirada desdeñaba los ricos manjares que iban sirviéndole.

No se atrevía a huir, aunque era su único anhelo. Tenía pánico de mover hasta las cejas. El hilo era demasiado delgado; bastaba un pequeño vaivén para que se cortara y se enterrará en su cabeza.

-Amigo, ¿qué te pasa?- preguntó Dionisio. -Da la impresión que nada te interesa. Hiciste callar la música, derramaste la copa de vino y hasta has perdido el apetito.

¿Acaso no ves la espada pendiendo de un hilo sobre mí? -, preguntó Damocles.

-Sí, claro que la veo. Siempre pende sobre mi cabeza. La veo a cada instante. Siempre está el peligro de que caiga, no sólo por su propio peso, sino que el hilo sea cortado por alguien. Puede ser un asesor envidioso de mi poder que quiera asesinarme. También puede ser alguien que quiera derrocarme propagando mentiras en mi contra. Puede suceder que un reino vecino venga a atacarnos, me asesine para quitarme el trono y así extender su poderío. Asimismo, puedo equivocarme en alguna de mis decisiones y esto provoque mi caída.

-Mira Damocles-, continuó el rey, -si quieres ser monarca, tienes que estar dispuesto a aceptar estos riesgos que son parte del poder.

Damocles, muy asustado, apenas se atrevía a responder. Veía la espada y se atragantaba de miedo.

-Rey mío, ahora veo que estaba equivocado. Además de la riqueza, el poder y la fama, tienes mucho que hacer, mucho en que pensar. Por favor, ocupa tu lugar y déjame volver a casa. Ese es mi anhelo supremo.

Damocles, al salir del palacio, con el paso cada vez más firme, corriendo y hasta casi volando, lo único que deseaba era abrazar a su sencilla esposa y valorar su interioridad. Lo mismo pensaba hacer con su hijo.

Ahora sí les iba a inculcar con su propio testimonio de vida, que los valores no se sostienen en el poder ni en el tener.

Noticia irreal…

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Estas son las fotos que dicen que no existen!!! Así queda el puente luego de su abandono sistemático. Esto es lo que no se muestra en la campaña internacional que se esta consumiendo los Bolívares de toda la nación.

Es una composición lograda con photoshop a partir de fotos tomadas en el siglo XIX, irrepetibles con la sociedad del siglo XXI. Esto es lo que NUNCA volverá a pasar si gana el candidato socialista.

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