2013/08/16

8122.- Albatros

Jean-Marie Le Bris


Albatros de Jean-Marie Le Bris, 1868


En muchos escritos se asegura que Gaspard-Félix Tournachon, conocido como Nadar, hizo esta foto del aeroplano de Jean-Marie le Bris, el Albatros, en 1868. Pero, es muy posible que no fuera Nadar su autor, sino los hijos de Pepin (Pepin fils), fotógrafos de Brest. En cualquier caso es una de las primeras fotografías que existen de un planeador. Su constructor, Le Bris, fue un marino francés que observó el vuelo de los albatros en sus travesías por los cabos de Buena Esperanza y de Hornos.
En 1856, Le Bris, fabricó un aparato de madera, de unos 50 pies de envergadura, cuyas alas podían girarse para variar el ángulo de ataque con unas manivelas desde la cabina de vuelo, en la que también dispuso unos pedales para mover la cola. Montado encima de un carro del que tiraba un caballo al galope que conducía un cochero de cara al viento, Le Bris consiguió que su aeroplano, sujeto con un cable, ascendiera unos 300 pies. Según cuenta el propio aeronauta, el cochero se enredó en el cabo cuando Le Bris liberó la sujeción. Con el conductor del carro colgado del aparato navegó a lo largo de 600 pies antes de aterrizar suavemente. Aunque un ala del planeador se rompió al tomar tierra, el cochero y el piloto no sufrieron el menor daño.
El marino reparó el artefacto y esta vez prescindió del carro y del cochero. Colgó el aeroplano de una verga sujeta a un mástil de 100 pies. Girando el aparato se podía orientar siempre cara al viento. Le Bris ajustó sus controles y se soltó del brazo. Su aeroplano inició un planeo largo y después una serie de ondulaciones que finalizaron en un aterrizaje violento. El aparato se rompió y el piloto se partió una pierna.
Jean-Marie consiguió reunir dinero de la Armada francesa para construir la segunda versión de suAlbatros, a finales de 1868 en Brest. Allí es donde se hizo la foto. Este aeroplano era muy parecido al anterior, aunque pesaba menos y llevaba una masa para ajustar la posición del centro de gravedad. Esta vez, el marino hizo los vuelos de prueba desde el carro, sin moverlo, esperando a que el viento arreciara lo suficiente como elevarse unos metros. Consiguió levantarse con su planeador unos 35 pies y volar alrededor de 70 pies. Después hizo pruebas, sin piloto y el aeroplano efectuó vuelos de hasta 600 pies, alcanzando una altura de 50 pies. En uno de aquellos ensayos la máquina se rompió con lo que se acabarían para siempre los vuelos del marino. Le Bris murió asesinado pocos años después, en 1872.
La experiencia aeronáutica de Le Bris tiene un gran valor, porque su máquina incorporaba controles aerodinámicos que debía ajustar el piloto en vuelo. Este es un hecho que suele pasar desapercibido, pero el marino llegó a la conclusión de que los albatros controlaban el vuelo modificando el ángulo de ataque de sus alas. Una idea que sus contemporáneos no supieron explotar hasta la aparición de los Wright, mucho después. Le Bris fue un hombre con pocos recursos económicos por lo que tuvo que realizar grandes esfuerzos para sacar adelante su proyecto, en una época en la que el ejercicio de la aeronáutica no era muy recomendable. La gente pensaba que las personas que intentaban volar no estaban en su sano juicio. Desgraciadamente era así, la mayoría de los que llevaban a cabo estos experimentos carecían de formación técnica, sus proyectos eran completamente absurdos y se ganaban, con todo merecimiento, fama de enajenados. El mundo antiguo de los inventores de máquinas de volar se compone de una mezcla de individuos que estudiaron el problema con rigor y originalidad y personas que no aportaron absolutamente nada, porque sus ideas carecían del menor fundamento técnico. Desgraciadamente, el resultado de los experimentos, en ambos casos se parecía demasiado y las máquinas que construyeron también por lo que no es de extrañar que la creencia popular fuese hacer de todos ellos un colectivo escapado de una loquera.
Casi siempre, la frontera entre la competencia y la estupidez la marca una raya débil, a menudo inapreciable.

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