2013/09/10

8150.- Alejandro Dumas

Alejandro Dumas padre era hijo de un marqués y nieto de un general, ambos casados con mujeres negras. Así que Alejandro Dumas era lo que entonces se llamaba un “mestizo”, cosa que no sólo no ocultaba, sino que tan luego había elegido para su fama, el apellido de su abuela: Marie Cassie Dumas, una esclava negra de Santo Domingo… Así una vez, en el marco de un agasajo, un hombre se le acerca, y toca el tema. Con decreciente paciencia, Dumas lo atiende.
-- Tengo una duda, señor Dumas… ¿es cierto que usted es mestizo?...
-- Lo soy, sí.
El hombre insiste
-- ¿Su padre era mestizo, también?
-- También…
El hombre no se rinde.
-- ¿Y su abuela?
-- Era negra…
-- ¿Y su bisabuelo?
Y allí ya la paciencia de Dumas se acabó
-- ¡Era un mono, señor mío, un mono!... Pues mi linaje comienza donde acaba el suyo.
Y Olé...
pero... estudiemos un poco más el caso:


Alejandro Dumas Padre (pues también hubo un A. Dumas hijo) Es, sin duda, uno de los más exitosos y prolíficos escritores de todos los tiempos. Escribió más de 300 obras de distintos géneros y entre estos trabajos, se encuentran títulos tan conocidos como “Los tres mosqueteros” o “El Conde de Montecristo” siendo el escritor Francés que ha sido traducido a más idiomas.

Pero en la vida de Alejandro Dumas hay algunas cosas que no están del todo claras y por supuesto, no me estoy refiriendo al color de su piel, ya que Dumas era mulato (Su padre era un militar Francés y la madre una esclava negra de la isla de Santo Domingo). A lo que me refiero es que si Dumas vivió 68 años (1802-1870) y escribió unas 300 obras, una rápida cuenta, nos arroja una media de que escribió más de cuatro libros al año y eso contando con que viniera al mundo con una pluma de la mano. Si además pensamos que son obras de una densidad de páginas considerable, tal hazaña parece realmente difícil.

Aunque el asunto tiene una sencilla explicación. Alejandro Dumas hizo uso de “negros” para escribir sus obras. Lo más curioso, es que el asunto no era secreto ni desconocido en la sociedad de la época y tanto es así que a Dumas se le conocía en ciertos círculos como “El negro de los negros”.
El uso de estos “colaboradores” por parte del escritor no fue algo esporádico y llegó a tener trabajando a varios de ellos a la vez y durante bastante tiempo. Al parecer, era tal la cantidad de novelas que Dumas llegaba a publicar en un solo año, que según se cuenta, en una ocasión donde se encontraron padre e hijo, Dumas padre preguntó:

-¿Y qué? ¿Has leído mi última novela?

A lo que Dumas hijo le responde.

-Claro que sí. ¿Y tú, la has leído?

Anécdotas aparte, Dumas también escribió personalmente parte de su obra y los historiadores le reconocen el mérito de que todas las líneas argumentales eran creación suya, además de revisar meticulosamente la versión final antes de enviarla a la imprenta, como algunos manuscritos conservados prueban.
Dumas ganaba dinero con la misma facilidad que lo gastaba. Le gustaba el buen comer, las fiestas y las mujeres.
Una mención aparte, casi una historia aparte, merece el libro de los “Tres Mosqueteros” su obra más universal. Al parecer, Dumas la basó, rozando el plagio, en un libro de 1700 titulado “Memorias de señor D’Artagnan, teniente capitán de la primera compañía de los Mosqueteros del Rey” escrito por un tal Gatien de Courtilz . Dumas encontró este libro por casualidad en la biblioteca de Marsella, de donde lo sacó en préstamo (A día de hoy, esa ficha sigue pendiente en la biblioteca ya que nunca lo devolvió).
Naturalmente, para escribir “Los tres mosqueteros”, también hizo uso de un “negro”. Se llamaba Auguste Maquet , un historiador que se encargó de recopilar toda la documentación y participó en el primer borrador. Esta vez, su “colaborador” le salió contestón y llevó a Dumas a juicio, quien lo perdió. Fue condenado a pagar 145.000 francos en diez años. Aunque era una cantidad importante de dinero lo pagó sin problemas. Sus libros se vendían bien, pero además, con los “Tres Mosqueteros” tuvo la idea de editarlo por entregas, conformando una trilogía de un solo libro. Esta “maniobra comercial” (posteriormente imitada hasta la saciedad) le proporcionó pingues beneficios.
(NOTA: En un principio, Alejandro Dumas no fue enterrado en el “Panteón de París” donde yacen franceses ilustres y no fue hasta el año 2002 que por orden del gobierno Francés se trasladó su cadaver.)
Visto en el libro:
“Viaje por las Mentiras de la Historia Universal” de Santiago Tarín.

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