2014/02/10

8277.- S O S ...---...---...---...---...


Veneconomia. 10 de febrero de 2014

Sin límites ni normas

En estos 15 años Venezuela ha visto cómo los gobernantes de turno violan impunemente todo tipo de derechos, cometiendo infinidad de transgresiones a la Constitución y leyes internacionales.

Hugo Chávez y Nicolás Maduro, guiados por la cartilla escrita en 55 años en la isla de los Castro, han constreñido los derechos de propiedad, a la libertad de empresa, a la información objetiva, oportuna y veraz, al derecho de disentir, o incluso al derecho a la vida, la cual vale hoy menos que la bala que sale de los gatillos alegres armados por sectores del oficialismo.

Hasta ahora, las armas principales del gobierno en su esfuerzo de controlar las protestas han sido las mentiras, la propaganda, las promesas incumplidas y el control de los medios. Este año, no obstante, el gobierno está optando por la represión cada vez con un mayor descaro, oscilando del despido de un sindicalista petrolero por haber denunciado fallas en el manejo de las refinerías, a la dispersión de las protestas con plomo (y no perdigones).

Es el caso, por ejemplo, de un grupo de siete personas que hace un poco más de una semana protestó en los alrededores del Hotel Venetur, en la isla de Margarita, donde se alojaba la selección cubana a la Serie del Caribe. Buscaban saltar el cerco mediático impuesto en el país, y dar a conocer a la prensa internacional la injerencia de los Castro en los asuntos internos de Venezuela. Sobre estos venezolanos se ha hincado la fuerza judicial, acusándolos de por supuesta instigación pública, resistencia a la autoridad y asociación para delinquir, y se les ha recluido en una cárcel en Barcelona de alta peligrosidad, sin ser delincuentes. Varias ONG han llevado el caso ante la OEA.

Ahora, desde hace casi una semana las redes sociales, saltándose el bozal de los medios de comunicación, dan a conocer el derroche de represión policial, militar y los colectivos paramilitares del gobierno, contra los estudiantes de Táchira y Mérida que protestaban por los altos índices de inseguridad en esos estados. A estos jóvenes estudiantes los han baleado, golpeado y llevado a prisiones de alta peligrosidad ubicadas fuera de su jurisdicción. Este es el caso de los estudiantes detenidos en Táchira y trasladados a la cárcel de Coro, conocida por la ferocidad de los enfrentamientos de los reclusos.

Y aunque usted no lo crea, la consejero universitario de la ULA, Gabriela Arellano informo que tuvieron que pedir a los pranes de la cárcel de Coro protección para los estudiantes, debido a que los custodios pretendían aislarlos y darle una golpiza.

Los hechos están demostrando que incluso los pranes de esta prisión parecieran tener mejor sentido de la justicia que el gobierno, pues son ellos los que están ofreciendo a los estudiantes las garantías de vida que el Estado transgrede.

8276.- Cruce generacional...

JUVENTUD: DEFECTO QUE SE QUITA CON EL TIEMPO.
 
 
UNA BOFETADA A LA ARROGANCIA DE LA JUVENTUD
 
 Para los que tienen hijos... y sobrinos también!
 
UNA VERDAD QUE A LO MEJOR DUELE A LOS JÓVENES, PERO ES MUY CIERTA.
 
Durante una conferencia sobre las grandes diferencias entre generaciones, un presumido estudiante se tomó la molestia de explicarle a un señor mayor sentado a la par de él, por qué le es imposible a la vieja generación comprender a su generación:
 
"Usted creció en un mundo diferente, realmente casi primitivo", dijo en voz lo suficientemente alta para que lo escucharan alrededor.
"Los jóvenes de hoy crecimos con televisión, internet, teléfonos celulares, aviones jet, viajes al espacio. Nuestras sondas espaciales han visitado Marte. Tenemos naves con energía nuclear y autos eléctricos y de hidrógeno. Computadoras con procesos de velocidad de la luz… y muchas cosas más".
 
Luego de un breve silencio el señor mayor respondió diciendo:
 
"Tienes razón, hijo mío; nosotros no tuvimos esas cosas cuando éramos jóvenes...  ¡Así que las inventamos! " 
Ahora, dime arrogante pendejo, además de disfrutar todo esto,
“¿Qué estás haciendo TÚ para la próxima generación?”
 
¡El aplauso fue generalizado!

8275.- EINSTEIN.-


El día que Albert Einstein tanto temía finalmente llegó.........
UN DÍA EN LA PLAYA
HINCHANDO POR EL CUADRO.
ALMORZANDO CON AMIGOS
DURANTE UN COMPROMISO INTIMO
CONVERSANDO CON LA MEJOR AMIGA
VISITANDO UN MUSEO
DISFRUTANDO UN PASEO
"Tengo miedo del día que la tecnología vaya a sobrepasar la interacción humana.- El mundo será una generación de idiotas"
El día llegó...!!!
¿y donde están las fotos?
¿Las tiene Usted?
Gracias por su colaboración!!!

8274- Lección magistral.


Hace varias décadas, cuando cursaba mi primer año de derecho, corría marzo y era la primera clase de mi primera materia en la Facultad, Introducción al Derecho". Estábamos todos sentados cuando entró el profesor en el aula, de muy mal talante y con cara de pocos amigos. Lo primero que hizo, sin siquiera saludar, fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:
¿Cómo te llamas?
Me llamo Juan, señor.
¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más! gritó el desagradable profesor.
Juan estaba desconcertado. 
Cuando reaccionó se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase.
Todos estábamos asustados e indignados; pero nadie protestó. Él era un hombre mayor, próximo a la jubilación, aunque se lo veía bien plantado, diría imponente, vestido con su traje oscuro, todo en él emanaba autoridad; en tanto que nosotros, salvo algunos pocos de más edad, éramos todos jóvenes adolescentes recién egresados de la escuela secundaria.
Está bien. ¡Ahora sí! Comencemos con la clase ¿Para qué sirven las leyes?
Seguíamos asustados; pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:
Para que haya un orden en nuestra sociedad.
¡No! Contestó el profesor.
Para cumplirlas. -Dijo otro alumno.
¡No!
Para que la gente mala pague por sus actos. -Respondió un tercero.
¡No! ¿Pero es que nadie sabrá responder esta pregunta?
Para que haya justicia. -Dijo tímidamente una chica.
¡Por fin! Eso es, para que haya justicia. Y ahora ¿para qué sirve la justicia?
Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera. 
Sin embargo, seguíamos respondiendo:
Para salvaguardar los derechos de los individuos.
Bien, ¿qué más? -Preguntó el profesor.
Para discriminar lo que está bien de lo que está mal. -Dijo otro.
Sigue. -Insistió el profesor.
Para premiar a quien hace el bien.
Ok, no está mal; pero respondan a esta pregunta: ¿Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan?

Todos nos quedamos callados, nadie respondía. -Quiero una respuesta fuerte, decidida y unánime.
¡No! Dijimos todos a la vez.
¿Podría decirse que cometí una injusticia?
¡Sí!
¿Por qué nadie hizo algo para defender a Juan? Ni siquiera el propio Juan que era el afectado
¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?
 Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar ante la presencia de una injusticia.
Todos. ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más, no pierdan su dignidad!
Tú, vete a buscar a Juan, dijo mirándome fijamente.

Aquel día recibí la lección más práctica de mi clase de toda mi carrera de Derecho:

CUANDO NO DEFENDEMOS NUESTROS DERECHOS PERDEMOS LA DIGNIDAD
Y LA DIGNIDAD... NO SE NEGOCIA.

8273.- Rodolfo Izaguirre.-

Maletas vistas por Rodolfo Izaguirre

9 de febrero de 2014
Maletas y libros
Durante la cuarta república, cuando no conocíamos Cadivi, no había restricciones de ninguna naturaleza y ¡coexistían pacíficamente adecos y copeyanos!, cada vez que regresaba de viaje traía en mis maletas novedades literarias, libros de poesía y de ensayo y curiosidades del lenguaje. Son muchos los libros de mi biblioteca que cruzaron el océano en mi equipaje junto con las camisas y los pantalones. Hubo un tiempo, también, en el que comencé no a leer sino a “releer” y entré en lo que se llama “la vuelta a los clásicos”. No resultaba ya tan urgente o perentoria la necesidad de atiborrar la maleta con libros de actualidad; y en lugar de novelas, ensayos y biografías, y mientras disfrutaba en mis viejos libros a Homero, Virgilio, Rabelais, Sthendal o Balzac, me dediqué a enriquecer la despensa con aceites de oliva de Valdueza o de Griñón, jabugos, vinagres aromáticos y especias que impregnaban mis maletas de aromas exóticos. 

Maleta cosecha
Cada vez que mis hijos aparecen en casa procedentes de Madrid o Nueva York, algo traen en sus maletas para regocijo de la familia, y Valentina desde Nueva York envía lentejas rojas, amarillas y medicinas difíciles de encontrar en Venezuela.

Recientemente, Rházil mi hijo mayor, al regresar de un viaje de trabajo por Alemania y Dinamarca, aportó laticas de caviar además de los nombres bien pronunciados de algunas ciudades que visitó. Boris anuncia viaje con maletas en las que traerá servilletas, corazones de alcachofas, leche de magnesia, alka seltzer, hojillas de afeitar y otros productos comprados en las bien abastecidas tiendas y supermercados de Madrid en una clara y alarmante constatación de que vivimos en un desolado infierno bolivariano en el que carecemos de todo mientras la imbecilidad populista clama y asegura que, al menos, tenemos una patria. Rházil insistió en que no es cierto que algo esté podrido en Dinamarca. Le aclaramos que si algo está podrido, además de los alimentos en los contenedores, será justamente el concepto socialista del chavismo. 

Elefante Juan CarlosDinamarca es un país decente, remarcó Rházil: una monarquía constitucional en modo alguno escandalosa; sin infantas comprometidas en escamoteos de dinero ni rey alguno masacrando elefantes mientras ocupa, al mismo tiempo, un prominente lugar en el patronato que  protege a los paquidermos de él.
 
Chávez pajarito 67Cuando nuestro Comandante Supremo comenzó a revelarse como el autócrata que en pocos años hundiría el país, hubo un momento en el que los vecinos salían a la calle, en plena Navidad, a “pasear” sus maletas por la comunidad como si al hacerlo prefiguraran el exilio que padecerían más tarde. “¿Qué hiciste, papaíto?”, exclamaba Lázaro Candal en tiempos del fútbol. Hoy el país, abrumado por la penuria y al constatar el fracaso de aquella presunta revolución militar, no deja de increpar al Comandante transformado ahora en ridículo pajarito: “¿Qué hiciste, papaíto? ¡Hundiste al país en la miseria!”.
 
El Diccionario de la Real Academia define como “maleta” a toda persona que practica con torpeza o desacierto la profesión que ejerce. También se llama coloquialmente “maleta” al mal torero o a la persona perversa. En Argentina “andar como maleta de loco” es no tener un objetivo claro; no saber bien qué se quiere o se pretende. En cualquiera de los casos se aludiría no solo al de aquí sino a la de allá, es decir, a la viuda del tuerto.
 Maletas 58
Siendo civil y hombre de cultura, me niego a obedecer a ningún militar, mucho menos a civiles que carecen de legalidad; no quiero uniformar mi pensamiento ni leer únicamente el periódico del gobierno. Trato de que mi maleta no se parezca a las otras y la abrumo con moños, cintas y lazos de colores reconocibles cuando transita por los aeropuertos. Y, en rebeldía, haré lo mismo conmigo si los militares insisten en uniformarnos a todos como si fuéramos maletas Sansonite.

Rodolfo Izaguirre

Rodolfo Izaguirre

Escritor y Crítico de Cine
izaguirreblanco@gmail.com 
 

Para mi siempre ha sido grato leer los trabajos de este Autor, con mayúscula, me gusta el enfoque que le da a las situaciones y, aunque disiento en lo de que el gobierno sea "militar", me parece  muy oportuno y didáctico. Es un orgullo para mi dejar este trabajo en compañía de otros que, a la corta y a la larga, leeremos con fruición...  Mis respetos y... Gracias.