2015/11/05

263402.- La higuera del señor.

El Higo: Una Infrutescencia Con Mucha Historia

Si mentalmente nos trasladamos a un campo típicamente mediterráneo, seguro que lo primero que nos viene a la cabeza es una imagen de olivos al atardecer. Pero miremos más allá. El nuestro es un campo repleto de olor, contrastes de color y de gorriones picoteando los higos. Así es, en nuestra visión no puede faltar la higuera: ese árbol que por ser tan común en el paisaje mediterráneo, ya casi pasa desapercibido cuando en realidad sus frutos son un auténtico regalo para nuestra salud.

La historia de la vida del higo es quizás, junto a la de la granada, de las aventuras más interesantes de todas las frutas. Un artículo de la revista Science constató el hallazgo de 9 higos fosilizados fechados alrededor de 10.000-9200 AC en un poblado neolítico en el Valle del Jordán. Este descubrimiento antecede incluso a la domesticación del trigo, la legumbre y la cebada, por lo tanto podríamos estar ante el primer caso conocido de agricultura. Pero si su antigüedad no nos resulta lo suficientemente llamativa, pasemos a ver su extensión por el mundo.

Se piensa que la higuera procede de los países de Oriente Próximo, abarcando desde la zona mediterránea hasta el oeste de Asia. Sin embargo antiguas civilizaciones del Mediterráneo oriental ya usaron el higo mucho antes de que llegara a Europa. Es posible que los fenicios fueran quienes difundieron su cultivo en Chipre, Sicilia, Malta, Córcega, islas Baleares, península Ibérica y Francia, mientras que los griegos lo llevaron a Palestina y Asia Menor.

Quizás ambos motivos, su antiguedad sobre la tierra y su carácter viajero, han influido en que la higuera haya sido representada desde el origen de los tiempos como un árbol de sabiduría y conocimiento. En el Antiguo Testamento, podemos leer su nombre como referencia a uno de los árboles de la abundancia de la Tierra Prometida. Para los griegos se trató de un alimento tan esencial que cuando fundaban una nueva ciudad, se plantaba una higuera en el lugar donde se reunirían los sabios y ancianos. En la pirámide de Gizeh en Egipto, aparece representada en varios geroglíficos. Los romanos por su parte, empleaban sus hojas en ceremonias religiosas dirigidas al dios Baco.

Como vemos, la historia de la higuera tiene muchos capítulos dentro de la propia historia de la humanidad. Y si esto es así, sin duda también ha venido motivado por todos los beneficios nutricionales del higo. Entre ellos destaca su alto contenido en vitamina C, A, D y E, beta carontenos, magnesio, calcio y potasio, lo que hacen de él una fuente de energía natural. La provitamina A que contiene, se encarga de su actividad antioxidante paraneutralizar la acción dañina de los radicales libres.  Por esta razón también tiene capacidad de reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y de cáncer. El equilibrio que presenta esta fruta en su contenido entre calcio y fósforo, es el ideal para la formación y fortalecimiento de los huesos. Por otra parte, su gran aporte en fibra, lo hace altamente eficaz para regular el tránsito intestinal. Otro dato importante, es su alto contenido en hierro que hace que los higos y en especial los secos, sean recomendables para las personas con anemia, mientras que los lignanos (en la fibra) tienen un ligero efecto estrogénico y pueden aliviar los dolores menstruales.

Como vemos la higuera, ese árbol imprescindible de todo campo mediterráneo que se precie, lleva observando y alimentando a la humanidad desde tiempos inmemorables. Quizás a partir de ahora, re-comencemos a valorarlo como es debido y a entender el lugar que ocupa como un terreno increiblemente valioso para la Historia y también para el cuidado de nuestra salud. 

Artículo escrito por: Carmen Díaz...  Tomado de facebook para compartirlo con los lectores del Blog.
En nuestro caso, los recuerdos nos llevan  a la casa de mis Tías Abuelas, en Mérida, Venezuela, la casa de mis bisabuelos maternos, en la Avenida 4, frente a la Iglesia del Carmen...  En ese caserón, en el patio del fondo, habían dos magnificas matas de Higo que fueron mudos testigos de las travesuras de los sobrinos y resobrinos de las Tías, quienes para esa época ya estaban mayorcitas... Frente a la mata de mayor tamaño, que estaba casi en el centro del patio, había una bañera rosada fraguada en la tierra que era una reminiscencia de épocas pasadas cuando "la quebrada atravesaba la casa"... 
Tenía la mata una rama que nos servía de ascensor por su flexibilidad y a la vez nos servía de vía de escape óptico para escondernos cuando inhalábamos el humo de los "Alas" y "Capitolios" con que comenzábamos a tener una "vida de vicios inconfesables", como decían ellas... La flexibilidad de las ramas nos permitía recrear las películas de tarzan de los monos y con la bañerita enfrente lanzábamos los frutos que suavemente caían en el agua. Entre las Higueras, la mata de Limón que nos servía como "Paralelas", la mata de Guayabitas del Perú, las dos matas de Manzana y la Mata de Limas, teníamos el Parque ideal para crear cualquier sueño de futuro... Allí pasamos mucho tiempo de nuestra infancia... desde allí volamos los aviones de vigas, cuerdas y maderas, lanzamos cohetes, fabricamos las lanchas  de ligas y SOÑAMOS con lo que queríamos ser en la vida... mucho de ese sueño se convirtió en realidad, tamizado claro por el choque entre lo ideal y lo real... pero, de esas matas de higo, bajo su sombra, con su miel... de allí salimos... y hoy lo agradezco. MAMR

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