2015/06/05

263283.- Liberen a Prometeo (sin desperdicio!!!)

"Liberen a Prometeo"

MARIANO NAVA CONTRERAS |  EL UNIVERSAL

viernes 5 de junio de 2015 12:00 AM
Hace poco escuché una canción increíble. Se trata de un joropo tuyero llamado "Liberen a Prometeo", del cantautor venezolano José Alejandro Delgado. La canción, una "ingeniosa exquisitez" (la frase es de mi amigo Gregory Zambrano), cuenta al son de guitarra y maraca criolla la historia inolvidable del titán quien robó el fuego para darlo a los hombres y sufrió doloroso castigo por su atrevimiento. Rescatando la tradición de los viejos juglares, y más allá, de los antiguos aedos como Ión, Hesíodo y el mismo Homero, Delgado nos va contando en cuartetas octosílabas, el verso popular por excelencia, las aventuras del viejo titán. Que esta tradición de antiguos bardos anda todavía por los campos y calles de nuestro país lo prueba la canción de Delgado. Ya no van de reino en reino, ni cantan en las cortes de los reyes, ya no tienen que sortear los peligros del mar y del camino. Ahora sobreviven matando tigres en cumpleaños y bautizos y andan por ahí "pilas con los choros", pero en esencia la cosa es la misma.

La historia de Prometeo la cuenta bien contada Hesíodo en su Teogonía y enLos trabajos y los días. Prometeo (que en griego significa "el previsor") era hijo del titán Jápeto y por tanto también un titán, es decir, de una raza superior y muy antigua, más antigua que los dioses. En aquellos tiempos los hombres vivían en la oscuridad y el atraso ("...no conocían de las letras / ni la O por lo redondo, / no podían contar las metras / ni navegar por lo hondo", nos dice Delgado). Se encontraban sometidos al despotismo de Zeus, el "padre de los dioses y de los hombres". Empeñado en ayudarlos, Prometeo tiene un plan para engañar a Zeus. Prepara en dos partes un buey sacrificado: oculta la carne buena en sus entrañas y en otra adorna primorosamente los huesos y la grasa. Da a elegir a Zeus la parte que comerán los dioses y la que comerán los hombres, y éste, claro, escoge la que se ve más apetitosa. Después descubrirá que solo eran huesos y grasa. Desde entonces, los hombres comen la carne de las reses y queman a los dioses la grasa y los huesos.

Percatado del engaño, Zeus monta en cólera y maquina un castigo para los hombres: les quitará el fuego. Entonces Prometeo decide robarlo. Sube al monte Olimpo y enciende una pequeña caña que oculta y trae a los hombres. Aquello ya es demasiado. Zeus no puede con la ira. A los hombres los castigará esta vez enviándoles un regalo muy peligroso: una hermosísima mujer, Pandora, que lleva una jarra de la que se derraman los males de la humanidad (la guerra, el dolor, la pobreza, el crimen). Zeus había aprendido que las apariencias engañan. Así como lo habían engañado, él también engañaría. Pero es al titán al que dedicará lo peor de su saña. En su Prometeo encadenado Esquilo nos cuenta cómo lo encadenan a una roca en el lejano Cáucaso. Allí va todos los días un águila a comerle el hígado. Como Prometeo es inmortal, el hígado se regenera, pero el águila volverá todos los días para comérselo de nuevo, y así para siempre...

El mito del benefactor de la humanidad que roba el fuego y es castigado guarda relación con leyendas de otras culturas, como es el caso de Loki, el dios tramposo de la mitología escandinava. También nuestros wayúus tienen un relato parecido. En el principio, los guajiros no conocían el fuego, comían todo crudo y morían de frío. Una noche el dios Maleiwa se encuentra en una cueva al calor de una fogata. Entonces llega el joven Junuunay, que finge estar aterido y le dice: "solamente vengo un ratico a estar aquí con vos. Tené compasión de mí, mirá que me muero de frío. No más me caliente un poquito me voy". Maleiwa lo deja entrar, pero no se fía y lo vigila constantemente. Entonces un ruido llega de afuera y Maleiwa sale a mirar. Junuunay aprovecha, coge una de las brasas, la mete en el mapire y sale corriendo. Maleiwa lo persigue y Junuunay, en su carrera por el monte, da un pedacito de la brasa a Jimut, la luciérnaga, que lo esconde en un palo de caujaro, y otro a Kenaa, un joven cazador, quien lo reparte a los demás guajiros. Al final Maleiwa logra atrapar a Junuunay, y como castigo lo convierte en escarabajo.

No tengo que decir que el mito de Prometeo tuvo el impacto más profundo en la cultura de todos los tiempos. En la pintura, de Ribera a Rubens y Orozco; en la música, con Orff, Liszt o Beethoven; en la literatura, de Calderón a Shelley, Goethe y Byron. La imagen del fuego como elemento civilizador y del héroe filántropo que se sacrifica para darlo a los hombres ha tenido siempre un profundo simbolismo. También en política el mito inspira trascendentes reflexiones. Nos dice que los tiranos pueden llegar a los extremos más crueles con tal de asegurar su poder. Nos muestra cómo el miedo, el engaño y el castigo son y han sido siempre armas de la lucha por ese poder. Nos cuenta cómo, incluso desde tiempos míticos, los poderosos tienen la costumbre de encarcelar y mandar bien lejos a todo aquel que los desafíe.

@MarianoNava

263282.- VENECONOMIA

No se puede engañar a todos siempre


Por 16 años la élite ¨revolucionaria¨ que se enquistó en el poder en Venezuela, creyéndose impunes a toda justicia terrenal e imperecedera, impuso un modelo político que ha traído al país al abismo económico, a la anarquía social y a la dictadura. Mientras, usando el poderío económico que le dio una época de precios altos de petróleo, compró voluntades por el mundo, de gobiernos, organismos internacionales y personalidades políticas, artísticas e intelectuales.

Pero, tuvo esa élite un error de cálculo: nada es para siempre. Como lo sintetizó Abraham Lincoln "Se puede engañar a todos alguna vez, o engañar a algunos siempre, pero no se puede engañar a todos siempre". Y tal parece que, así como se acabó la época de altos precios del petróleo, también se acabó la ceguera y la mudez de la comunidad internacional frente a la destrucción de Venezuela en manos del castrocomunismo.

Por todos lados le salta una liebre al Gobierno de Nicolás Maduro. Parlamentarios de diferentes países, presidentes de Gobierno, ex presidentes de la región, artistas, intelectuales e incluso, entes internacionales como el Parlamento Europeo y la ONU están haciendo seguimiento al desbordamiento de la dictadura de Maduro y denunciando las ilegalidades cometidas por funcionarios y las violaciones a granel de los derechos universales en Venezuela.

Estas últimas semanas han sido en particular muy movidas en materia de denuncias de más allá de estos mares.

Por un lado, los 27 ex presidentes y ex jefes de Estado, quienes suscribieron la Declaración de Panamá denunciando el avance dictatorial en la VII Cumbre de las Américas, volvieron a emitir un nuevo comunicado reiterando esas denuncias, y exigiendo el cumplimiento entre otros de: 1) la fijación de la fecha para las elecciones parlamentarias. 2) que las mismas sean justas y transparentes. 3) que el poder electoral sea imparcial 4) que a las mismas asista una observación internacional calificada oportuna e independiente.

Por otro, unos 30 congresistas de Colombia están pidiendo formalmente a la Organización de Estados Americanos que activen la Carta Democrática Interamericana en Venezuela.

Además está el Mensaje del general John Kerry, jefe del Comando Sur de Estados Unidos, quien frente al auditorio en la Conferencia Internacional contra las Drogas que se realizó en Cartagena- Colombia,cuestionó que el Gobierno de Nicolás Maduro no colabora con la lucha antidrogas, y que por el contrario se ha comprobado ¨que gran parte de la cocaína que se mueve hacia los mercados internacionales sale por Venezuela".

Pero, la muestra de que ya está agotado el discurso de descalificación del contrario, el recurrir a la autodeterminación de los pueblos y la Soberanía Nacional se dio en la ONU, este martes 2 y miércoles 4 de junio en Ginebra, en el marco del encuentro para el examen periódico que realiza este organismo para evaluar el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Pidesc).

Venezuela se quedó sin argumentos válidos para rebatir las denuncias bien argumentadas de organismos venezolanos como la Unión de Trabajadores (Unete). Provea, Espacio Público, Asamblea de Educación y Transparencia Venezuela, entre otros, sobre el colapso del Gobierno en áreas de corrupción, Derechos Humanos, la falta de independencia del Poder Judicial, la criminalización de la protesta, la situación carcelaria y por la brutal represión, el acceso a la información, la falta de publicación de los indicadores sociales y económicos, la discriminación sexual, el repunte de la pobreza, la problemática habitacional, la ingente inflación, la escasez generalizada y la brutal caída de la producción nacional.

Es que el argumento de guerra económica, intentos de magnicidio y golpes de Estado, ya no son creíbles por ningún observador imparcial de Venezuela y el mundo.

Ahora, lo que está siendo comprendido es que la ¨guerra asimétrica¨, con la que tantas veces amenazó Chávez, es la guerra de una élite en el poder para subyugar a una población indefensa.

Editores de VenEconomía